Viernes 15 de julio 2016. Matinal jóvenes – Perdón presidencial

Viernes 15 de julio 2016. Matinal jóvenes – Perdón presidencial

«El que oculta sus pecados, no prosperará, pero el que los confiesa y se aparta de ellos alcanzará misericordia» (Proverbios 28: 13, RV95).

Se cuenta que, en cierta ocasión, el presidente de un país estaba evaluando a los candidatos a recibir el «perdón presidencial». Procurando tomar una decisión sabia, el mandatario entrevistó a cada aspirante. A todos les hizo la misma pregunta: ¿Por qué estás en la cárcel?

—Estoy aquí porque me calumniaron y me acusaron injustamente, —dijo el primero.

—Me encarcelaron porque dicen que robé, pero es mentira, —argumentó el segundo.

Así fueron pasando uno tras otro sucesivamente, todos asegurando que estaban en la cárcel por delitos que no habían cometido, que eran inocentes. Finalmente, llegó el último de la lista. Se le hizo la misma pregunta, y con toda sinceridad contestó:

—Estoy aquí porque asesiné a un hombre. Él atacó a mi familia, yo perdí el control y lo maté. Pero sepa, señor presidente, que me he dado cuenta de que lo que hice estuvo mal y estoy arrepentido.

El presidente quedó pensativo por un momento. Luego se levantó y dijo:

—Le otorgo mi perdón a este hombre.

Los demás presos quedaron desconcertados. Ninguno podía creer lo que acababan de oír. Uno de ellos preguntó:

— ¿Por qué lo va a liberar a él si le acaba de decir que es un asesino?

El presidente contestó:

—La condenación está reservada para los que intentan ocultar sus faltas, pero mi perdón es para quienes admiten sus errores y se arrepienten de ellos.

El proceder del presidente sigue el mismo patrón establecido por Dios para los que anhelamos recibir el perdón de nuestros pecados. El Señor no puede perdonar a los que, aun sabiéndose culpables, insisten en no confesar sus pecados. La realidad que se impone en tu caso y en el mío es que todos somos pecadores (Romanos 3:23); por tanto, todos somos culpables. De ahí que no es aconsejable que vayas a Dios y le digas: «Señor, soy inocente». En lugar de ello es tu privilegio seguir el ejemplo de David y admitir: «He pecado contra ti, pero estoy arrepentido» (ver Salmo 51: 4). Cuando lo hagas, Jesús te dirá: «Tampoco yo te condeno; ahora vete y no vuelvas a pecar» (Juan 8: 11, RV95). Dios está listo para perdonarte. Y tú, ¿has decidido confesar tus pecados?

#PerdónDivino

Radio Adventista

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