Sábado 3 de diciembre. Matinal jóvenes – “Déjate acompañar”

Sábado 3 de diciembre. Matinal jóvenes – “Déjate acompañar”

Aunque mi padre y mi madre me abandonen, tú, Señor, te harás cargo de mí. (Salmo 27: 10).

Tengo un amigo que suele usar estas palabras: «Para mí, el peor momento de mi vida es cuando tengo que comer solo». Es innegable que la soledad es como un demonio que toma posesión de nosotros a pesar de que estamos rodeados de gente y tenemos cientos y cientos de «amigos» en nuestra cuenta de Facebook. ¿Cómo es posible que en un mundo tan conectado nos sintamos tan desconectados? Es como si cuanta más gente vive en el mundo más solitarios nos sentimos. La frase de Albert Schweitzer sigue siendo cierta: «Todos estamos muy juntos, pero todos nos estamos muriendo de soledad». Paradójico, ¿verdad?

En el capítulo 2 de su libro Todos Somos normales hasta que nos conocen, el pastor John Ortberg aborda el tema de la soledad. Ortberg cita varias sugerencias que hicieron un grupo de niños respecto a cómo hemos de lidiar con la soledad.

«La gente debería buscar a los solitarios y preguntarles su nombre y dirección.

Después pedirles el nombre y la dirección a los que no se sienten solitarios. Cuando haya dos cantidades iguales, una de cada grupo, entonces les deben asignar personas solitarias a las no solitarias en el periódico», dijo uno.

«Que inventen una comida que le hable a uno cuando se la coma. Por ejemplo, diría: “¿Cómo estás?” y “¿Qué tal te fue hoy?”», agregó otro.

Otro niño no dudó en dar este consejo:

«Entona una canción. Pisa fuerte. Lee un libro, (A veces parece que nadie me quiere, así que hago una de esas cosas)» (p. 32).

¿Alguna vez te has sentido así? No eres el único. El patriarca Job dijo de sí mismo: «Mis parientes y amigos me han abandonado; los que vivían en mi casa me han olvidado. Mis criadas me tienen por un extraño; ya no me reconocen» (Job 19:14-15).

Si te sientes así, si la soledad rehúsa huir de tu vida, reclama esta promesa: «El Señor no abandonará a su pueblo, ni dejará solos a los suyos» (Salmo 94:14). Dios nunca se irá de tu lado. Si te sientes solo es porque tú te has alejado de él. La solución para tu soledad tiene un nombre: Jesús, Déjate acompañar por él.

 

#DejaquelDiosTeAcompañe #MiCompañeroFiel

Radio Adventista

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