Miércoles 12 de octubre. matinal jóvenes – ¿Cuál es la pasión de tu vida?

Miércoles 12 de octubre. matinal jóvenes – ¿Cuál es la pasión de tu vida? 

«Yo soy quien te manda que tengas valor y firmeza. No tengas miedo ni te desanimes porque yo, tu Señor y Dios, estaré contigo» (Josué 1: 9).

Siendo muy joven, William Carey determinó cuál sería la pasión de su vida: llevar el evangelio a las naciones que no conocían a Cristo. De hecho, William estaba completamente convencido de que era la voluntad del Señor que él se dedicara por completo a la evangelización de las naciones paganas.

Cuando alguien le oyó hablar de la necesidad de ir a tierras lejanas a llevar el mensaje de Cristo, esa persona lo miró a los ojos y le dijo: ¡Muchacho, siéntate, siéntate! No se puede negar que tienes mucho entusiasmo, pero cuando a Dios le complazca convertir a los paganos, él sabrá hacerlo sin consultarte a ti ni a mí». Sin embargo, Carey creía que él podía ser un colaborador de Dios. Motivado por ese sentido de misión, en 1792 escribió el libro Una investigación sobre la obligación de los cristianos de usar medios para la conversión de los paganos. Y en 1793 se fue a la India, pese a que las autoridades de ese país habían prohibido la llegada de misioneros. Trabajó durante más de cuarenta años en el Lejano Oriente y ayudó a traducir la Biblia a más de treinta idiomas.

Por supuesto, esa inmensa labor fue el resultado de años y años de preparación. Cuando tenía doce años William Carey aprendió latín; a los catorce ya sabía griego; y antes de cumplir los veinte también dominaba el hebreo. Todo eso lo fue preparando para la gran obra de traducción que Dios le había asignado. Como dijo Bill Bradley: «La ambición es el camino al éxito. La persistencia es el vehículo en el que llegas». William tuvo una ambición, sí, pero también tuvo persistencia.

¿Crees que fue sencillo para Carey poder alcanzar la pasión de su vida? No lo fue. Pero a pesar de las adversidades, nunca se desanimó. Ante el desafío de una gran tarea, Dios le dijo a Josué: «No tengas miedo ni te desanimes». El mismo mensaje le dio David al joven Salomón: « ¡Ten valor y firmeza; no te desanimes ni tengas miedo!» (1 Crónicas 22:13). ¿Sabes por qué Josué, Salomón y William Carey no desmayaron en su labor? Porque Dios estuvo con ellos. Y si hoy tú lo deseas, ¡también puede estar contigo.

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Radio Adventista

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