Viernes 5 de junio 2016. Matinal damas – La (in)cultura del entretenimiento

Viernes 5 de junio 2016. Matinal damas – La (in)cultura del entretenimiento

«Va a llegar el tiempo en que la gente no soportará la sana enseñanza; más bien, según sus propios caprichos, se buscarán un montón de maestros que solo les enseñen lo que ellos quieran oír» (2 Tim. 4: 3).

“En siglos pasados, la gente deseaba ser salvada, mejorada, liberada o educada. En nuestro siglo, quieren ser entretenidos”. Michael Crichto

EL ESCRITOR norteamericano Michael Crichton (1942-2008) describió muy acertadamente la cultura moderna: «Hoy todo el mundo espera que lo entretengan, y espera que lo entretengan a todas horas. Las reuniones de negocios han de ser ágiles, con tablas y gráficos animados, para que los ejecutivos no se aburran. Los centros comerciales han de cautivar, así que nos proporcionan diversión además de vendernos productos. Los políticos han de tener una buena imagen y decirnos solo lo que queremos oír. Las escuelas deben procurar no aburrir a unas mentes jóvenes que esperan la rapidez y agilidad de la televisión. Todo el mundo debe divertirse, o si no cambiará de marca, cambiará de canal, cambiará de partido, cambiará de lealtades».* Como parte que formamos de esta sociedad, también la cultura (o más bien debería decir «incultura») del entretenimiento ha calado en nosotras.

Muchas nos hemos convertido en meras espectadoras (en lugar de verdaderas partícipes) de las actividades de la iglesia. Esperamos que los programas de Escuela Sabática vengan acompañados de audiovisuales, teatrillos y música; que los sermones sean entretenidos, cargados de relatos, experiencias o comentarios que nos hagan reír a la vez que pensar; que las planificaciones de sábado por la tarde incluyan lugares entretenidos y gente divertida. Y si nos aburrimos, o no se nos proporciona lo que esperamos, nos entra un vacío y nos desilusionamos un poco de la iglesia.

Yo me pregunto: ¿No tenemos bastante «entretenimiento» con salir al mundo para hablar de Cristo y ayudar a quienes lo necesitan (y sobran necesitados)? ¿No estaremos dejando a un lado lo esencial por causa de lo superficial? ¿Acaso no conviene más un culto basado en los fondos que uno basado en las formas? ¿Tiene que ser todo, siempre, entretenido?

Entretenerse a toda costa conlleva olvidar el dolor que nos rodea y dejar de pensar en lo que realmente importa. Hace falta esfuerzo para buscar experiencias significativas de servicio, para escapar de esta sociedad que potencia la superficialidad, y para aprender realmente qué es el verdadero entretenimiento.

 

Radio Adventista

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