«Esforzaos todos vosotros, los que esperáis en Jehová, y tome aliento vuestro corazón»(Salmos 31:24).
Muchos de los síntomas de ansiedad pueden ser causados por una respiración inadecuada. Dolores musculares, náuseas, taquicardia, mareos y cefaleas, responden muchas veces a alteraciones respiratorias que afectan las tensiones arteriales de dióxido de carbono (CO2) y producen cambios significativos en el flujo sanguíneo cerebral. Investigadores de la Universidad de Washington, en su artículo titulado «Anxiety, Respiration, and Cerebral Blood Flow: Implications for Functional Brain Imaging» [Ansiedad, respiración y flujo sanguíneo cerebral: implicaciones para la imagen cerebral funcional] señalan que el flujo sanguíneo cerebral, los estados ansiosos y los cambios en la respiración se afectan mutuamente.
Por ello, para disminuir los síntomas de ansiedad es importante practicar una buena respiración. La respiración diafragmática es una de las técnicas frecuentemente recomendadas para el control del estrés y la ansiedad. Consiste básicamente en realizar respiraciones abdominales, las cuales son más profundas que aquellas pectorales. Este tipo de respiración ocurre habitualmente en momentos de relajación. Imagínate que te encuentras tomando sol en una playa tranquila y disfrutas del día libre de preocupaciones. Si pusieras una mano sobre tu abdomen, seguramente notarías los movimientos lentos de la respiración. Es decir, la respiración abdominal ocurre espontáneamente durante los momentos de relajación.
En cambio, si estuvieras pensando en algo preocupante, seguramente la respiración quedaría retenida, haciéndose más breve y superficial. Es probable que la tensión encorvara los hombros comprimiendo los pulmones y dificultando aún más la ventilación. Es entonces cuando se hace necesario aplicar la técnica de respiración abdominal o diafragmática que puede ayudar a tranquilizar la mente y dar aliento al corazón.
Frente a las diversas tensiones de la vida, adquirir una respiración adecuada resulta fundamental. Para ello, es necesario mantener una postura corporal que permita la expansión y el movimiento libre de los pulmones. Es necesario a su vez hacer de este tipo de respiración un hábito que pueda practicarse a voluntad, ofreciendo la sensación de control en momentos de incertidumbre. La práctica diaria de la respiración diafragmática disminuye la ansiedad, favoreciendo la relajación. «Las inspiraciones hondas y completas de aire puro, que llenan los pulmones de oxígeno, purifican la sangre, le dan brillante coloración, y la impulsan, como corriente de vida, por todas partes del cuerpo. La buena respiración calma los nervios, estimula el apetito, hace más perfecta la digestión, y produce sueño sano y reparador» (El ministerio de curación, pág. 206).
¿Quieres hacer la prueba? Haz una pausa y respira. Esfuérzate y toma el mejor aire para la ventilación de tus pulmones. Busca, a su vez, la atmósfera del cielo que puede elevarte por encima de cualquier preocupación.