Martes 8 de Noviembre – Cristianos con salud – Matinal Jóvenes

Amado, deseo que seas prosperado en todo, y que tengas salud, a la vez que tu alma prospera (3 Juan 1:2)

LA TERCERA CARTA DEL APÓSTOL JUAN es una carta personal que fue enviada a Gayo. En ella se mencionan algunos atributos de Gayo y ciertas enseñanzas para los cristianos. Pero en esta ocasión nos centraremos en el deseo especial del apóstol hacia este hermano en la fe: «Que tengas salud».

A lo largo de las Escrituras y del Espíritu de Profecía se puede ver que el deseo de Dios es que cada uno de sus hijos tenga salud. Nuestro Padre no se deleita en ver a sus criaturas postradas por la enfermedad y el dolor, cuando esto podría haber evitado.

Un anciano de iglesia me invitó para que lo acompañara a visitar a un hermano que terminó de salir de una operación quirúrgica. Al llegar a la clínica, lo vimos en cama y notamos la expresión de dolor que tenía en su rostro. Mientras nos iba relatando las causas que lo habían enfermado, me entristeció ver que era el resultado directo de transgredir las leyes de la salud sobre la alimentación. Traté que reflexionara para que al salir del hospital cambiara sus hábitos alimenticios, pero no parecía entenderme. Me costó orar por él, porque sentí que estaba orando para que Dios lo sanara y él volviera a perjudicar su cuerpo a través de la alimentación.

Los consejos dados en la Biblia y en los escritos de Elena G. White son instrucciones claras con el propósito de ayudarnos a preservar nuestra salud. De manera contundente y directa, la sierva del Señor nos amonesta: «Es tan pecaminoso violar las leyes de nuestro ser como violar uno de los Diez Mandamientos, porque no podemos hacer ni una cosa ni la otra sin quebrantar la ley de Dios. No podemos amar al Señor con todo el corazón, la mente, el alma y las fuerzas mientras amemos nuestros apetitos y nuestros gustos mucho más de lo que amamos al Señor» ( Consejos sobre el régimen alimentario, p. 51).

En la peregrinación por el desierto antes de la entrada a la tierra prometida, Dios le dio a Israel leyes de salud, para cuidarlos, preservarlos y distinguirlos de los idólatras. Los seguidores de Cristo en la actualidad también nos estamos preparando para llegar a la Canaán celestial. Estamos en un largo peregrinaje en el desierto de un mundo pecaminoso. A nosotros también el Señor nos dio abundante luz para velar por el cuidado de nuestra salud. Vivamos sus consejos. Prediquemos por palabra y por ejemplo; seamos soldados de Jesús llenos de vida, vigorosos, para que el mundo sienta el deseo de vivir como nosotros.

Radio Adventista

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