UN VIAJE MATUTINO PLACENTERO
“Les dijo: ‘Yo soy el Señor su Dios. Si escuchan mi voz y hacen lo que yo considero justo, y si cumplen mis leyes y mandamientos, no traeré sobre ustedes ninguna de las enfermedades que traje sobre los egipcios. Yo soy el Señor, que les devuelve la salud'” (Éxo. 15: 26).
Todas las mañanas, mi esposo y yo caminamos un rato. Siempre es entretenido, ya que desde donde vivimos podemos ver el verde exuberante de un bosque a orillas del Atlántico. Las ardillas corren de aquí para allá, buscando algo con lo cual llenar sus estómagos, los gritos estridentes de los pequeños monos llaman nuestra atención; y las aves cantan, anunciando un bello día. Todo esto nos hace sentir más cerca de Dios. En nuestras caminatas, también vemos gansos chapotear en un lago, luego de recibir un desayuno gratuito: a veces, los niños tiran comida en el lago y estos gansos muestran gran determinación en atraparla lo antes posible.
Mientras camino, me gusta recordar los ocho remedios naturales: principios que pueden darnos más salud. A mí me ayudan mucho. El primero es el aire puro, por eso trato de respirar profundamente en espacios abiertos; para poder continuar disfrutando de esto, debemos mantener limpio el aire. El agua limpia también es importante. Dos tercios de nuestro cuerpo, así como del planeta en que vivimos, están compuestos por agua. Así que debiéramos pasar el día tomando agua, con excepción del momento de las comidas. Además, necesitamos agua para mantener limpio nuestro cuerpo. La luz del sol es muy buena para eliminar gérmenes, y nuestros hogares tendrían que ser aireados y estar llenos de luz solar. Debemos disfrutar de los rayos del sol, pero también proteger nuestra piel de los que son peligrosos. Dios, quien creó los cielos y la tierra, también nos dio una dieta saludable. El comer frutas, verduras de colores brillantes y granos enteros contribuye a nuestra salud. También necesitamos hacer ejercicio regular enérgico. Esto ayuda a que nuestro corazón esté en forma, a mantener bajo el colesterol malo ya controlar la presión arterial. Otro aspecto esencial para llevar una vida balanceada es el control de uno mismo, o la temperancia. Y así como Dios nos dio seis días para trabajar, el descanso también es importante.
Luego de una semana de actividad, nuestro Creador nos brinda un regalo maravilloso: el sábado, en el cual descansamos como lo hizo él al terminar de crear el mundo.
Las investigaciones revelan que las personas que viven cerca de Dios, que tienen la seguridad de que él los ayuda, viven más felices, sus interrelaciones son más positivas y tienen una mejor salud. Como escribió Salomón: “Gran remedio es el corazón alegre, pero el ánimo decaído seca los huesos” (Prov. 17: 22).
NEIDE BALTHAZAR DE OLIVEIRA