¿Dónde está tu corazón?
“Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón” (Mat. 6: 21).
Nuestro patio trasero está frente a una casa de campo. Aunque vivimos en la ciudad, tenemos el privilegio de disfrutar de un ambiente de granja. Nos gusta muchísimo este lugar, porque nos da una sensación de calma y tranquilidad.
Una mañana, abrí la ventana que da hacia atrás, y me llené de gozo al ver la cantidad de aves que llenaban el patio. Los implacables papamoscas, con sus bonitos pechos amarillos, embellecían los árboles. El rojizo hornero buscaba materiales para construir su casita. Los colibríes volaban de flor en flor, recolectando néctar. Las palomas y las tórtolas cantaban con alegría y tranquilidad.
Mientras observaba estos pájaros, meditaba sobre el modo en que la felicidad se encuentra en las cosas pequeñas. Contemplar la naturaleza, cultivar una planta y verla florecer, plantar un árbol y verlo crecer, escuchar el canto de las aves. Pero hay demasiadas cosas que pasan desapercibidas en el apuro de la vida diaria. Quizá no nos estamos dando cuenta de que pasamos por alto lo que realmente puede darnos felicidad.
Cada día corremos ciegamente detrás de las cosas que creemos que nos darán verdadera felicidad, como dinero o fama. ¿Estamos buscando la felicidad en el lugar equivocado? ¿Estamos perdiendo momentos preciosos de vida; por no observar a nuestros hijos crecer; por no disfrutar de nuestra familia y nuestros amigos; y aún más importante, por no pasar tiempo con Dios? ¿Estoy dedicando suficiente tiempo a lo que es realmente importante?
Cuando llegamos a nuestro lugar de trabajo, ¿nos tomamos el tiempo de saludar a nuestros colegas? ¿Nos detenemos lo suficiente como para notar que alguien cercano a nosotros necesita ayuda? Quizás esa persona está esperando una palabra amiga, o alguien que simplemente la escuche. A veces, la egoísta búsqueda de nuestro propio bienestar no permite que veamos lo que sucede a nuestro alrededor.
¿Qué ocupa nuestra mente, nuestro corazón? Recuerdo las importantes palabras de Jesús sobre este tema en Mateo 6: 19 y 20: “No acumulen para sí tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido destruyen, y donde los ladrones se meten a robar. Más bien, acumulen para sí tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido carcomen, ni los ladrones se meten a robar”.
¿Dónde está mi corazón? ¿Dónde está el tuyo?
DARLEN CIBELI MARTELO BACH