ÚLTIMAS PALABRAS
“El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús” (Apocalipsis 22:20).
Las últimas palabras de una persona tienen un significado muy especial. Revelan la esencia de la vida y son el mejor legado que alguien puede dejar. “Por favor, terminen la obra que yo no conseguí terminar”, fueron las palabras del pastor Haroldo Morán, líder de la iglesia en diferentes áreas, que se había jubilado hacía poco tiempo cuando fue diagnosticado con una enfermedad bastante agresiva.
En el Día del Padre de 2007, después de muchos tratamientos, fue internado por última vez. Una semana después, fui a visitarlo al Perú. Tomé su mano mientras él me hablaba, con mucha dificultad, sobre el ministerio, la preparación para la muerte y su sueño de ver volver a Jesús. Quedó 23 días internado y falleció. Pero ¡sus últimas palabras todavía permanecen vivas en mi corazón!
Aunque esté vivo para siempre, Jesús dejó registradas en Apocalipsis 22 sus últimas palabras para nosotros, con las cuales destaca y confirma nuestra esperanza tres veces: “Ciertamente vengo en breve” (vers. 7, 12, 20). Sugieren tres desafíos especiales que pueden hacer que la promesa final sea más intensa y deseada.
No alejes los ojos del Cielo. Las tentaciones van a atraer cada vez más tus deseos, planes y prioridades hacia el mundo; pero el consejo de Dios va en la dirección opuesta: “Debemos desprendernos constantemente de la Tierra y apegarnos al Cielo” (Signs of the Times, 14 de agosto de 1884).
Vive el cielo mientras estás aquí, en la Tierra. Las elecciones que haces aquí muestran realmente cuánto deseas llegar allá. “Así como imaginamos el cielo debemos vivir aquí en la Tierra” (Signs of the Times, 13 de julio de 1893).
No dejes para el año que viene lo que debes hacer hoy. Cuando Cristo regrese, habrá solamente dos grupos: los salvos y felices (Isa. 25:9), y los perdidos y desesperados (Apoc. 6:16). La actitud de cada uno resultará de lo que hemos hecho con las oportunidades dadas por Dios. Aquellos que aceptaron a Cristo y practicaron su justicia celebrarán la salvación; los que lo ignoraron o rechazaron, lamentarán la perdición. Pero será demasiado tarde.
Al comenzar este nuevo año, pon tus prioridades en el cielo, y Dios te dará también la Tierra. Si tus ojos están en el mundo, terminarás perdiendo los dos. Piensa en esto, con cariño.