Martes 26 de Noviembre – EL DEMONIO DE LA CRÍTICA – Devocional Damas

SÉFORA

EL DEMONIO DE LA CRÍTICA

Y Jetro el suegro de Moisés, con los hijos y la mujer de éste, vino a Moisés en el desierto, donde estaba acampado junto al monte de Dios. Éxodo 18:5.

La familia de Moisés no estaba exenta de problemas; más bien, les tocó afrontar desafíos en una escala mucho mayor que a muchas familias. María, la hermana de Moisés, no aceptaba a Séfora como cuñada ni como miembro del pueblo de Dios, por cuanto no era hebrea. Reprochaba lo que Dios no había censurado. Esto causó tensión y disensión. El demonio de la crítica dominó a María. Por su disgusto y falta de amor hacia su cuñada, antipatía que nunca disimuló, atrajo el desagrado de Dios sobre sí misma.

“Ocupaba el segundo puesto después de Moisés y Aarón en los afectos del pueblo y los honores otorgados por el Cielo. Pero el mismo mal que causó la primera discordia en el cielo, brotó en el corazón de esta mujer de Israel, y no faltó quien simpatizara con ella en su desafecto” — PP, 401.

Molesta, al ver que Moisés puso en práctica el consejo de su suegro sin consultarla a ella y a Aarón, se quejó a Moisés, criticó a su cuñada, y tuvo celos y envidia de ella. Moisés soportó las quejas de su hermana en silencio. Aarón y María estaban celosos tras la nominación de los setenta ancianos. Estimaron en demasía su papel como asistentes de Moisés, y se creyeron suficientes para ayudarle, sin necesidad de estos ancianos en quien ya Dios había puesto del espíritu de Moisés. Al criticar a su hermano Moisés, Aarón y María murmuraban contra Dios. Era con Moisés con quien Dios hablaba cara a cara, por ser su escogido; no así con sus hermanos. Pero ambos estaban ciegos por la ambición y la avaricia. No discernían su propio juicio totalmente errado.

¿Será justificable expresar malos sentimientos, y hablar de la mala reputación de aquellos que han errado según nuestra suposición? ¿Nunca hemos cometido errores nosotros mismos? ¿Nunca hemos estado en el pantano del desaliento? Que Dios nos ayude a tener en mente lo duro que es ser tentados, y que nuestros propios hermanos se pongan del lado del demonio, y traten de herir y destruir. Cuando se vea tentado a hablar palabras de crítica, empiece a cantar, “Alabadle, fiel Salvador compasivo” –VEU, 167. –RL

Radio Adventista

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