Martes 26 de febrero – HAZ TU PARTE – Devocion Matutina para Adultos

HAZ TU PARTE

“Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas” (Mateo 7:12).

Un titular del diario El Estado de San Pablo, del 16 de enero de 2017, llamó mi atención: “Sin techo ofrece abrigo a una pareja con frío y, en agradecimiento, recibe invitación que cambia su vida”. Una historia impresionante de sensibilidad y solidaridad. Los protagonistas fueron el matrimonio inglés Charlotte y Taylor, de 22 años, y el vagabundo Joey. El día 4 de enero, la pareja había perdido el último tren de la madrugada en Londres. Los dos tendrían que esperar más de cuatro horas bajo el fuerte frío de la capital inglesa; pero Joey vio la situación, y les ofreció un abrigo y una frazada, para que ellos no sufrieran en la baja temperatura.

“Una voz detrás de mí dijo: ‘Puedes tomar mi abrigo y mi frazada prestados. Es una larga espera y está haciendo mucho frío esta noche’. Me di vuelta y vi a Joey por primera vez. Salté en el mismo momento debajo de la frazada y le agradecí el gesto, mientras Taylor me miró con aquella cara”, comenta Charlotte en un post en Facebook.

Según el reportaje, el matrimonio, emocionado por la actitud de Joey, decidió invitarlo para que fuera a su casa. Joey no quería aceptar la invitación. “Yo le dije a Joey que me negaba a irme sin él”, dice Charlotte. Fue necesario que Taylor le dijera: “Si tú no vas con nosotros, yo no voy a lograr llevarla a ella a casa”. Joey, finalmente, aceptó.

Charlotte cuenta que su familia y sus amigos, al principio, les dijeron que estaban locos. “Pero, después de que les presentamos a Joey, todos lo amaron en el mismo momento, porque él es muy genuino”. En cinco días, Joey conquistó a todos.

Lo mejor ocurrió en el quinto día. Joey encontró un empleo. “Ahora no está viviendo en las calles. Todo lo que necesitaba era que alguien confiara en él y marcara la diferencia. Él es el ser humano más increíble, interesado y maravilloso que conocimos. Soy muy bendecida por haber sido parte de ese proceso de sacarlo de las calles”, reflexiona.

Dios también espera eso de nosotros. Haz tu parte. Ve más allá de las palabras de amor y ofrece actos reales de solidaridad. Recuerda: “La empatía es calzar los zapatos del otro. La solidaridad es darle los zapatos a otro”.

Radio Adventista

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