PARA QUE PROSPERES
«De ti vienen las riquezas y la honra. Tú lo gobiernas todo. La fuerza y el poder están en tu mano, y en tu mano está también el dar grandeza y poder a todos» (1 Crón. 29:12).
Un matrimonio salvadoreño muy trabajador se encontró en una ocasión sin nada que dar de comer a sus hijos. Habían intentado todo lo que estaba en su mano, pero no encontraban suficiente trabajo para sufragar los gastos de la semana. La situación fue empeorando hasta que ya no tenían qué comer. Se arrodillaron entonces a orar con más fervor que nunca. Mientras oraban, un hombre llamó a la puerta y les entregó un paquete que «alguien» desconocido les había enviado. Eran víveres en abundancia. Con eso tuvieron más que suficiente para subsistir hasta que la economía mejoró para ellos. Una oración de fe que fue inmediatamente contestada por nuestro Padre celestial. Solo él puede darnos prosperidad en medio de la escasez.
A veces confundimos qué es la prosperidad y la asociamos necesariamente al éxito económico. Pero prosperidad es más bien tener una relación exitosa con Dios y derivar de ella plenitud en la vida, aunque haya momentos de crisis económica.
Las puertas de la prosperidad se abren para la mujer cristiana cuando:
- Reconoce que todo viene de Dios. Así lo hizo el apóstol Pablo: «A Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria» (Efe. 3:20-21, RV95). Cuando todo en tu vida lo enfocas hacia la gloria de Dios, la prosperidad comienza a tener un significado diferente.
- Comparte lo que tiene, aunque no tenga mucho. «¡Si eres bueno con los pobres, Dios te bendecirá!» (Prov. 14:21, TLA).
- Es generosa en sus aportaciones a la causa de Dios. «El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará. Cada uno de como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra» (2 Cor. 9:6-8, RV60).
- Es diligente. «Si solo piensas en dormir terminarás en la pobreza. Mejor piensa en trabajar, y nunca te faltará comida» (Prov. 20:13, TLA).