Martes 2 de Mayo – LIBRE EN CRISTO – Devocion Matutina para Damas

LIBRE EN CRISTO

«Cristo nos dio libertad para que seamos libres. Por lo tanto, manténganse ustedes firmes en esa libertad y no se sometan otra vez al yugo de la esclavitud» (Gal. 5:1).

Valle de Paz, Belice. El cielo, azul grisáceo, anunciaba aguacero. Eran las nueve de la mañana del 24 de septiembre de 2016 cuando caminaba yo por aquel lugar, frente a sus peculiares viviendas de arcilla con techo de palma. Mis zapatos, teñidos de lodo, entraron finalmente a la pequeñísima iglesia adventista local. Allí estaba Lía, una mujer indígena de baja estatura que se destacaba como una auténtica líder.

Aquel día se celebraba la Santa Cena, y yo le pedí a Lía que me permitiera lavarle los pies. Cuando terminamos, nos hicimos a un lado para orar juntas, y fue entonces cuando me contó su tragedia personal. Lía era una mujer casada y con hijos que, en un momento de su vida, había sido infiel a su esposo con otro hombre. Ella se había arrepentido de aquel desliz y había entregado su vida a Cristo, por lo que ahora era una ferviente miembro de iglesia y creyente en el Señor. Sin embargo, uno de sus hijos se lo había contado todo a su papá, y ahora ese hombre le estaba haciendo la vida imposible. La había agredido violentamente y la había amenazado con matar a sus hijos, a ella, al hombre con el que se había acostado y, después, quitarse él mismo la vida. Lía, llena de valor, le había dicho con firmeza: «Mátame si quieres; hace mucho que me arrepentí de mi pecado, le pedí perdón a Dios y sé que él me perdono. Estoy lista para morir o para vivir». ¿Qué te parece la clase de valor que podemos encontrar en la libertad que nos da Cristo con su perdón? Simplemente maravilloso.

Querida amiga, tal vez en el pasado, por tu ignorancia del amor de Cristo, vivías de una forma que hoy te espanta, y las consecuencias de esos actos te persiguen. No te sometas otra vez al yugo de la esclavitud. No vuelvas atrás a esa oscuridad que se vive sin Cristo. Si él te ha perdonado tu pecado, eres libre; acepta ese perdón y sigue adelante. Ahora puedes enfrentar lo que venga en tu camino, pero sabiendo que no estás sola, pues él está contigo. Has salido de la esclavitud del pecado y ahora eres una hija de Dios fuerte, valiente; eres una mujer de fe.

Mantente, como Lía, firme en los caminos de Dios y alejada del mal. No estás sola; Dios está contigo.

Radio Adventista

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