NUEVOS CURRÍCULUMS PARA LOS “DOTADOS CRONOLÓGICAMENTE”
“Te haré entender y te enseñaré el camino en que debes andar” (Sal. 32:8).
Habían pasado 839 meses, y solo faltaba uno para que los setenta años me golpearan con toda su fuerza. No que me preocupara, ya que en cada cumpleaños alardeaba: “Un año más, un año más cerca del cielo y uno menos en la tierra; y el enemigo todavía no me atrapó”. Cada año doy gracias porque todavía tengo todas las partes de mi cuerpo en funcionamiento; y con todas las verduras que he troceado, todavía tengo cinco dedos en cada mano.
Repentinamente, me di cuenta de todo lo que Dios había eliminado de mi “lista de cosas por hacer” en el año que acababa de pasar. Ya las había tachado casi todas. Ahora tenía una lista de “cosas divertidas que hacer”. ¡Estaba lista para nuevas aventuras! ¡Estaba entusiasmada! Todavía había cosas que deseaba hacer, y Dios me había preparado para aquel momento. Todo lo que hasta entonces había sido “trabajo” con el cual me ganaba el sustento, ahora sería una aventura con Dios como único Jefe. Tenía mis Biblias, concordancias, comentarios y demás; ¡estaba lista!
Pero ¿qué tiene que ver esto con un mensaje devocional? La siguiente cita me ha ayudado a saber qué desea Dios que haga para mi currículum actual: “Y si nosotros consentimos, se identificará de tal manera con nuestros pensamientos y fines, amoldará de tal manera nuestro corazón y mente en conformidad con su voluntad, que cuando lo obedezcamos estaremos tan solo ejecutando nuestros propios impulsos” (El Deseado de todas las gentes, cap. 73, p. 637).
Ahora tengo setenta años. Tengo dos nuevos proyectos, y ¡cuán tentada estoy de empezar los próximos proyectos antes de que estos dos desocupen el espacio’ Pero tenía que detenerme y compartir esto, por si otra hermana pudiera ser vigorizada al darse cuenta de que sus “propios impulsos” pueden constituir el plan de Dios. Mis amigas también están siguiendo los impulsos que Dios les da. Una oró hasta su cumpleaños número cincuenta, y lo siguiente que escuché de ella fue que estaba saliendo en viajes misioneros. Otra descubrió su pasión como voluntaria en un refugio para gatitos, y otra como recepcionista en un hospital, donde realmente floreció. No necesitamos escribir nuestro currículum para la tercera edad: Dios ya lo ha hecho. ¡Y no puede esperar a que lo leamos!
Janet Lankheet