Martes 18 de Abril del 2017 – ESPERÁNDOLO PACIENTEMENTE – Devoción matutina para la mujer

ESPERÁNDOLO PACIENTEMENTE

“Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora” (Ecl. 3:1).

Aquella mañana, el sol brillaba por mi ventana con preciosos matices dorados, como los mechones del cabello de un niño. Al fondo, había una pequeña iglesia de ladrillo con un campanario blanco, rodeada de las hojas que habían sobrevivido a las tormentas de invierno. Distribuidos por la escena, había árboles en flor de color fucsia con toques perlados. Aunque su belleza resultaba impresionante, habían florecido demasiado pronto, sin saber que los días de la primavera eran efímeros. Y mientras la belleza de la naturaleza dormía, los gélidos vientos del invierno caerían repentinamente. Sin misericordia, las frías temperaturas del invierno harían marchitar los bellos y frágiles rostros que tan recientemente habían sido dibujados por el calor de los rayos de sol.

Mientras contemplaba la escena que tenía ante mí, pensé que la naturaleza tenía una lección que dar. A veces, vivimos etapas de espera; sin embargo, a nadie le gusta esperar. Queremos lo que queremos, y lo queremos ya, bien se trate de un título universitario, de la llegada del trabajo adecuado, de la espera de un informe médico o del nacimiento de un bebé.

Estoy aprendiendo que si me precipito durante el tiempo de espera, a menudo juzgo de manera equivocada, y mis planes resultan prematuros y no se cumplen en su plenitud. No hay atajos, en lo que a los tiempos de Dios se refiere. Están bien establecidos, solo él los conoce. Cuando todo está en el lugar adecuado, en ese día concreto, en ese preciso momento, Dios hace progresar cualquier situación en nuestras vidas. Durante las épocas de fría y solitaria espera, reafirmarme en los principios de la Palabra de Dios me ayuda a resistir. Por ejemplo, Eclesiastés 3:11 dice: “Todo lo hizo hermoso en su tiempo”. Y el Salmo 33:18 nos dice cómo deberíamos identificarnos con esto: “El ojo de Jehová está sobre los que lo temen [quienes lo veneran y alaban con respeto], sobre los que esperan en su misericordia”.

De manera que alabémoslo ahora, ¡no esperemos más!

Cheryl Jane Shelton

Radio Adventista

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