¿MONTAÑAS QUE SE MUEVEN?
“De cierto os digo que si tenéis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: ‘Pásate de aquí allá’, y se pasará; y nada os será imposible” (Mat. 17:20).
No tengo fe. Me gustaría tenerla, pero no la tengo”. Miré con nostalgia a mi amigo, que durante años había estado luchando con la adicción. Había orado por él, creyendo que algún día tendría un momento de claridad y todo volvería a su lugar.
Viniendo de una familia respetable y siendo un estudiante modelo, sus maestros tenían grandes esperanzas en él. Dotado de una personalidad atractiva y de buena apariencia, parecía tener todo lo que uno podría desear. Entonces cayó en malas compañías. El esfuerzo que podría haber mejorado su vida fue a malgastarse en la droga. El triste resultado fue entrar y salir de la cárcel durante toda su vida adulta.
Aprovechando un pensamiento inspirado por Dios, tomé mi Biblia y le dije: “Mira, Dios dice que él da a todos una medida de fe. Y Jesús dice que si tuvieres fe al menos del tamaño de un granito de mostaza, podrías mover montañas”. Luego añadí: “Espera aquí. Ya vuelvo”. En la cocina, abrí un cajón para encontrar lo que necesitaba, luego tomé un frasco de especias, hice una oración y volví. Con el conjunto de cucharas de medir en la mano, elegí la de un octavo de cucharadlta y la llené con semillas de mostaza. Entonces repetí a mi amigo: “Dios dice que él da a todos una medida de fe. Este octavo de cucharadita es la medida más pequeña que yo uso en la cocina, y se puede ver la cantidad de semillas que contiene. Si necesitas una fe como esta para mover una montaña, ¡piensa en lo que podría suceder en tu vida si dejaras que Dios usara toda esta medida!”
Parece que algunas personas tienen más fe. Una pequeña semilla de fe parece encontrar su camino en algunos corazones con mayor facilidad que en otros. Pero Dios es un Dios de igualdad de oportunidades. Porque él “es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 Ped. 3:9). El perdón por el pecado se da libremente, cuando venimos ante Dios reconociendo nuestra falta de fe e Implorando su misericordia para ajustar nuestros pies al camino de la rectitud.
¿Así que, tienes una montaña de dificultades delante de ti? Él ha prometido moverla, si tienes un poco de fe.
Sylvia Stark