HAY PODER EN EL NOMBRE DE JESÚS
«Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: “Míranos”. Entonces él los miró atento, esperando recibir de ellos algo. Pero Pedro dijo: “No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret levántate y anda” (Hechos 3: 4-6).
ES MARAVILLOSO saber que en el nombre de Jesús se levantan los enfermos, se transforman vidas y se obtiene esperanza. Hay poder en el nombre de Jesús. «Nos allegamos a Dios en el nombre de Jesús por invitación especial, y él nos da la bienvenida a su cámara de audiencia» (E. G. White, Consejos para los maestros, pág. 229).
Jesús envió a los setenta de dos en dos delante de él a toda ciudad y lugar a donde él había de ir. Los mandó en su nombre y en su nombre actuaron. Les dio poder y autoridad para predicar el evangelio, sanar a los enfermos, limpiar a los leprosos, resucitar muertos y echar fuera demonios. Cuando regresaron, ellos expresaron que los demonios se sujetan al nombre de Jesús (Lucas 10: 17).
Pedro y Juan subían juntos al templo a las tres de la tarde, a la hora de la oración. De camino, encontraron un cojo de nacimiento que pedía limosna. Extendió la mano, rogando que le dieran algo. Pedro recordó que Jesús los había enviado en su nombre, por eso le pidió al mendigo que los mirara, y en el poder del nombre de Jesús, el cojo se levantó. Esto causó asombro entre el pueblo, porque Jesús hace obras extraordinarias.
En el nombre de Jesús se predica el evangelio y se producen grandes conversiones. En su nombre se sanan los enfermos. En el nombre de Jesús hay reavivamiento espiritual y en su nombre llegaremos al cielo. Creamos en el poder del nombre de Jesús, y en su nombre actuemos. Así, estaremos más capacitados para enfrentar los problemas del diario vivir.