ELIJAMOS SABIAMENTE
«¿De qué le servirá al hombre ganar todo el mundo, si pierde su alma? ¿O qué dará el hombre a cambio de su alma?». Mateo 16: 26
DIOS QUIERE QUE los jóvenes lleguen a ser hombres y mujeres de mente seria, a estar preparados para la acción en su noble obra y a ser aptos para llevar responsabilidades. Dios llama a jóvenes de corazón incorrupto, fuertes y valientes, decididos a pelear valientemente en la lucha que les aguarda, para que glorifiquen a Dios y beneficien a la humanidad. Si los jóvenes tan solo hicieran de la Biblia el objeto de su estudio, calmaran sus impetuosos deseos y escucharan la voz de su Creador y Redentor, no solo estarían en paz con Dios, sino que se sentirían ennoblecidos y elevados. Joven amigo, redundará en beneficio de tu interés eterno si prestas atención a las instrucciones que contiene la Palabra de Dios, pues son de inestimable importancia para ti.
Te ruego que seas prudente y consideres el resultado de llevar una vida desenfrenada, no gobernada por el Espíritu de Dios. «No se engañen: de Dios nadie se burla. Cada uno cosecha lo que siembra. El que siembra para agradar a su naturaleza pecaminosa, de esa misma naturaleza cosechará destrucción» (Gál. 6:7,8, NVI). Por amor a tu vida, por amor a Cristo, quien se dio a sí mismo para salvarte de la ruina, detente en el umbral de tu vida y pesa bien tus responsabilidades, tus oportunidades, tus posibilidades. Dios te ha dado la oportunidad de cumplir un elevado destino. Tu influencia puede dar testimonio de la verdad de Dios: puedes ser colaborador de Dios en la gran obra de la redención humana […].
¡Ojalá los jóvenes apreciaran el elevado destino al cual son llamados! Examinen bien el sendero que siguen sus pies. Comiencen su obra con elevado y santo propósito y determinen que, por el poder y la gracia de Dios, no se apartarán de la senda de la rectitud. Si empiezan a ir en la dirección equivocada, cada paso estará lleno de peligro y desastre, y seguirán desviándose del camino de la verdad, la seguridad y el éxito. Ustedes necesitan que el poder divino fortalezca su intelecto y avive sus energías morales.
La causa de Dios requiere las facultades más elevadas del ser, y en muchos campos hay necesidad urgente de jóvenes que tengan aptitudes literarias. Se necesitan hombres y mujeres a quienes se pueda confiar el trabajo en campos extensos que hoy están listos para la cosecha. Los jóvenes que se entreguen completamente a Dios, que no estén corrompidos por el vicio y la impureza, tendrán éxito y estarán capacitados para hacer una gran obra para Dios.— Mensajes para los jóvenes, sec. 1, pp. 16-17.