Martes 10 de Octubre del 2017 – EL VERDADERO MEDIADOR – Devoción matutina para adultos

EL VERDADERO MEDIADOR

«Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos». Hebreos 4: 16, NVI

EN LA OBRA INTERCESORA de Cristo, el amor de Dios se reveló en toda su perfección a la humanidad y a los ángeles.

El intercede por nosotros. Es el gran Sumo Sacerdote que aboga en nuestro favor; y podemos presentar nuestro caso al Padre por medio de Jesucristo. De este modo tenemos acceso a Dios; y a pesar de nuestro pecado, nuestro caso no es desesperado. «Mis queridos hijos, les escribo estas cosas para que no pequen. Pero si alguno peca, tenemos ante el Padre a un intercesor, a Jesucristo, el Justo» (1 Juan 2: 1, NVI).

Nos presenta a su Padre vestidos en la blanca ropa de su justicia. Aboga por nosotros ante el Padre, diciendo: «Me he puesto en el lugar del pecador. No mires a este hijo desobediente, sino a mí». Cuando Satanás contiende fuertemente contra nuestras almas, acusándonos de pecado, y alegando que somos su presa, la sangre de Cristo aboga con mayor poder.

La obra de Cristo en el santuario celestial, donde él está presentando su propia sangre cada momento ante el propiciatorio, haciendo intercesión por nosotros, debería impresionar debidamente el corazón, de modo que reconociéramos el valor de cada momento. Jesús siempre vive para hacer intercesión por nosotros; pero un solo momento malgastado no puede ser jamás recobrado.

Pensemos en Jesús. Está en aquel sitio santo, no en la soledad, sino rodeado de millares y millares de ángeles santos que esperan su mandato. Y él les ordena ir y trabajar en favor del más débil creyente que pone su confianza en Dios. La misma ayuda está a disposición de humildes y encumbrados, ricos y pobres.

Consideren los maestros y alumnos el importante hecho de que Cristo no cesa de hacer su solemne obra en el santuario celestial, y si tenemos puesto el yugo de Cristo, si llevamos su carga, estaremos haciendo una obra semejante en carácter a la de nuestra Cabeza viviente.- The Faith I Live By, p. 205 (parcialmente en La fe por la cual vivo, p. 207).

Radio Adventista

View all contributions by