Martes 10 de abril “Vulnerable como un niño” Matinal para damas

Vulnerable como un niño

“Los envío como ovejas en medio de lobos. Por tanto, sean astutos como serpientes y sencillos como palomas” (Mat. 10: 16).

Tener nietos me ha vuelto sumamente consciente de cuán vulnerables son los niños. Cuando Silas tenía seis años y medio e Iris tenía dos, estaban prácticamente a merced de los adultos y de su ambiente. No conocían el miedo; los adultos debían temer por ellos. Cuando Iris pudo abrir puertas, sus padres tuvieron que tomar precauciones. Ellos no se enteraron de que la pequeña podía abrir la puerta, hasta que la encontraron paseando por el patio del vecino. Afortunadamente, no se acercó a la calle.

Los niños también eran vulnerables psicológicamente. Un día, el abuelo, enojado, le gritó a Silas, y este se fue corriendo a su habitación. El abuelo pensó que gritar haría que Silas obedeciera con mayor facilidad pero, en realidad, hizo que Silas fuera muy cauteloso con su abuelo. Silas e Iris, tienen padres muy buenos, que los aman y los animan; pero su madre trabaja diariamente con niños cuyos padres están mucho más preocupados por su propio bienestar que por el de sus hijos. Ya sea que ignoren las necesidades básicas de sus hijos o los desprecien y abusen de ellos verbalmente, padres así destruyen pedazo a pedazo la frágil autoestima de sus niños, sin darse cuenta de la terrible destrucción que están causando. Generalmente, estos daños no son reparados y llevan a destrucciones similares en las siguientes generaciones.

Cuando Jesús envió a sus discípulos a divulgar las buenas nuevas, él notó su vulnerabilidad. Los cristianos actuales no solo son vulnerables ante los “lobos” del mundo, sino también ante “lobos vestidos de ovejas”, que abusan de los cristianos usando mal las Escrituras. Algunos mantienen a sus seguidores en un estado perpetuo de infantilismo, produciendo cristianos que temen pensar por sí mismos o confiar en su propio juicio, por temor a ofender a Dios por no ser “como niños”.

Cristianos insensibles y poco espirituales abusan de otros con sus palabras ásperas y juicios duros, o con acciones tales como los chismes y la traición. Este tipo de heridas rara vez salen a la luz, ni son solucionadas y sanadas. Quedan allí, para incapacitara la víctima o infectarla de veneno.

Jesús nos aconsejó ser sabios. La sabiduría es una protección en contra de los falsos profetas. Y él nos enseñó a ser cuidadosos con nuestras relaciones personales, y tratar a otros con amabilidad y amor. Cuando permitimos que Dios ponga perdón en nuestros corazones, cuando traemos sanidad a los heridos, la vulnerabilidad se transforma en una oportunidad para que Dios trabaje en las vidas de otros y en nuestra propia vida.

DOLORES KLINSKY WALKER

Radio Adventista

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