«Echad toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros»(1 Pedro 5:7).
La ansiedad forma parte de la condición humana. Básicamente, consiste en una respuesta emocional de angustia o inquietud, generada por la duda, el temor o las preocupaciones. Comprende aspectos afectivos, cognitivos, fisiológicos y comportamentales y constituye una fuente de sufrimiento que puede desencadenar respuestas desajustadas, anómalas y/o inadaptadas.
Los trastornos de ansiedad incluyen ataques de pánico, fobias de distintos tipos y ansiedad generalizada, algunos de los cuales son muy debilitantes. Se estima que, aproximadamente, la décima parte de la población mundial sufre de estos trastornos, muchas veces, sin saberlo. La ansiedad se manifiesta a través de síntomas somáticos como tensión muscular, dolores corporales, activación del sistema nervioso periférico, entre otros; síntomas psicológicos, como pensamientos negativos, inquietud y angustia y síntomas conductuales de lucha o huida.
Dios no es indiferente al sufrimiento de sus hijos. Comprendiendo como la ansiedad puede paralizar al ser humano ha dejado indicaciones para liberarnos de ella. Sin embargo, hablar de las dudas, las preocupaciones y los temores hará que estas se fortalezcan; por lo tanto, procuraremos encontrar aquellos remedios que se desprendan de la Palabra de Dios y que demuestren ser verdaderamente eficaces contra tales males.
Tomás dudaba acerca de que Jesús hubiese realmente resucitado.
-Si no veo en sus manos la señal de los clavos y meto mi dedo en el lugar de los clavos, y mero mi mano en su costado, no creeré —dijo con firmeza.
Es interesante notar cómo trató Jesús con sus dudas. No lo reprendió, ni entró en discusión con él. Más bien, se le reveló como el Salvador.
Los discípulos sintieron mucho miedo de Jesús al verlo caminar sobre el mar en la noche. Tanto que pensaron que era un fantasma y «gritaron de miedo. Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: “Tened ánimo! Soy yo, no temáis”» (Mateo 14:26-27).
¿Te das cuenta? No les dio una disertación acerca de los fantasmas. Solo se manifestó como Aquel que tiene todo bajo su control y los puede ayudar.
Así también en relación con las preocupaciones Jesús señaló: «No os angustiéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su propia preocupación. Basta a cada día su propio mal» (Mateo 6:34). Allí, en su sermón magistral, el Maestro de Galilea enseñó dos principios fundamentales para vernos libres de preocupación: llevarle todas nuestras tribulaciones a él, viviendo solo un día a la vez.
Durante el presente mes trataremos de describir y profundizar cada uno de estos principios. En este día te invitamos a echar toda tu ansiedad sobre él y confiar en su socorro. Él cuidará de ti.