Martes 08 de Agosto del 2017 – LA MISIÓN DE LA IGLESIA – Devoción matutina para adultos

LA MISIÓN DE LA IGLESIA

«Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido». Lucas 19: 10

LA MISIÓN DE LA IGLESIA de Cristo consiste en salvar a los pecadores que perecen.

Consiste en darles a conocer el amor de Dios hacia los hombres y ganarlos para Cristo por la eficacia de ese amor. La verdad para este tiempo debe ser proclamada hasta en los rincones oscuros de la tierra, y esta obra puede empezar en nuestro propio país. Los que siguen a Cristo no deben vivir egoístamente; sino que, compenetrados del Espíritu de Cristo, deben obrar en armonía con él.

La actual frialdad e incredulidad tienen sus causas. El amor al mundo y los cuidados de la vida separan al alma de Dios. El agua de la vida debe estar en nosotros, fluir de nosotros, brotar para vida eterna.

Debemos manifestar externamente lo que Dios obra en nuestro interior. Si el cristiano quiere disfrutar de la luz de la vida, debe aumentar sus esfuerzos para traer a otros al conocimiento de la verdad. Su vida debe caracterizarse por el ejercicio y los sacrificios para hacer bien a otros; y entonces no habrá ya quejas de que falta el gozo.

Los ángeles están siempre empeñados en trabajar para la felicidad de otros. Ese es su gozo. Lo que los corazones egoístas considerarían como un servicio humillante, o sea, el servir a los miserables y a las personas de carácter y posición en todo sentido inferiores, es la obra de los ángeles puros y sin pecado de los atrios reales del cielo. El espíritu abnegado del amor de Cristo es el espíritu que predomina en lo alto, y es la misma esencia de su felicidad.

Los que no sienten placer especial en tratar de beneficiar a los demás, en trabajar, aun con sacrificio, para hacerles bien, no pueden tener el espíritu de Cristo o del cielo, porque no están unidos a la obra de los ángeles celestiales, y no pueden participar en la felicidad que les imparte un gozo excelso. […] Si el gozo de los ángeles consiste en ver arrepentirse a los pecadores, ¿no consistirá el gozo de los pecadores salvados por la sangre de Cristo en ver a otros arrepentirse y volverse a Cristo por su intermedio? Al obrar en armonía con Cristo y los santos ángeles, experimentaremos un gozo que no puede sentirse fuera de esta obra. El principio de la cruz de Cristo impone a todos los que creen, la pesada obligación de negarse ellos mismos, de impartir la luz a otros y de dar de sus recursos para extender la luz. Si están en relación con el cielo, se dedicarán a la obra en armonía con los ángeles.— Testimonios para la iglesia, t. 3, pp. 420-421.

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