A LA ESPERA DEL “DÍA V-E”
“Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia” (2 Pedro 3:13).
Hoy se celebra lo que se ha dado en llamar el “Día D” (D-Day, en inglés). Es el nombre más conocido para la batalla de Normandía (también conocida, en clave, como Operación Overlord), la operación militar orquestada por los aliados durante la Segunda Guerra Mundial, que culminó en la invasión de la Europa Occidental, ocupada por la Alemania Nazi. Tras una gran operación logística y estratégica, que incluyó dos años de planificación y varias operaciones encubiertas, destinadas a engañar a los nazis, el 6 de junio de 1944 los aliados desembarcaron en Normandía. El “Día D”, día del desembarco en Normandía, abrió el camino para la invasión aliada, que finalmente condujo al “Día V-E” (V-E Day Día de la Victoria en Europa, por sus siglas en inglés), cuando el 8 de mayo de 1945 los aliados vencieron y el régimen nazi se rindió incondicionalmente.
Actualmente, nos encontramos entre el “Día D” y el “Día V-E”. Por su vida y su ministerio, pero principalmente por su muerte expiatoria y su resurrección, Cristo emergió triunfante en el conflicto cósmico. En la cruz del Calvario, él “exhibió públicamente “a los principados y a las potestades”, “triunfando sobre ellos” (Col. 2:15). Allí, en el Calvario, Cristo desembarcó triunfalmente sobre territorio del príncipe de este mundo.
El Calvario fue el altar del Santuario Celestial (Heb.8:3-5; 13:10), donde la muerte de Cristo fue el antitipo del Cordero pascual (Juan 129), al igual que el cumplimiento de todos los servicios Sacrificiales prescritos en el Antiguo Testamento (Sal.40:6-8; Heb. 7-10), Victorioso en batalla, Cristo se sienta como rey/sacerdote en el Santuario Celestial (Heb. 1:3; 8:1).
Pero mientras que el “Día D” del conflicto cósmico pasó, el “Día V-E” todavía está en el futuro. Cristo está sentado “a su diestra de Dios) en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y señorío” (Efe. 1:20, 21). Pero su iglesia todavía lucha “contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efe. 6:12). El reinado del anticristo, u “hombre de pecado”, anticipado por la profecía bíblica, constituye el período de operaciones de “barrido” entre el “Día D” y el “Día V-E” del conflicto cósmico.
Hasta que podamos disfrutar de esos cielos nuevos y esa Tierra Nueva, en que morará la justicia, nuestra realidad es mejor descripta por la metáfora de la batalla espiritual de la cual participamos cotidianamente. No debemos olvidar, sin embargo, que la guerra ya está ganada. Hoy, enfrenta las dificultades con la mentalidad de quien pertenece al bando ganador, a las huestes de Cristo.