Martes 03 de Octubre del 2017 – LA GENTE NECESITA NUESTRAS MANOS – DM mujer

LA GENTE NECESITA NUESTRAS MANOS

“¡Cuán preciosos, Dios, me son tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos!” (Sal. 139:17).

Noreen es alcohólica. Este no siempre ha sido su estilo de vida. En la ciudad en que vivimos, solía formar parte de la alta sociedad, junto con su esposo. La conocí por primera vez cuando trabajaba como voluntaria en un refugio para indigentes. Cuando su mente y su cuerpo no están devastados por el alcohol, Noreen ayuda: limpia las mesas del desayuno, e indica a los residentes quo no metan el cuchillo en la manteca de maní y luego en el tarro de mermelada. A menudo, aparece a la mañana con flores para mí y para otro miembro del personal. Sospechamos que las arranca del parque de enfrente. Le encanta dar abrazos. En mis años de jubilación, pensé que pasaría tiempo ayudando en el hospital, pero mi esposo ya era voluntario en el refugio y preparaba el desayuno cuando otro trabajador salía de vacaciones. Dije que trataría de cubrir las necesidades  temporales, aunque tenía que comenzar mis días a las 5:30 de la mañana. Pronto me di cuenta de que me encanta interactuar con los “residentes”, la mayoría del cuales son hombres que luchan con el alcoholismo, las adicciones o enfermedades mentales. Pero todos son personas que necesitan de un poco de amor, y sus respuestas siempre han sido gratificantes. Justo después de que conocí a Noreen, ella comenzó a decir que pronto cumpliría sesenta años y que le gustaría tener una “tarde de té inglés”. Obviamente, es no era algo que nuestro refugio proveyera o financiara. Unas semanas después de escuchar a Noreen expresar su deseo de cumpleaños, tuve una idea que creo que provino de Dios: organizar una tarde de té para celebrar el cumpleaños de Noreen: Llamé por teléfono al refugio, para pedir permiso de utilizar el comedor. Algunas amigas de la iglesia aceptaron asistir; aunque les advertí que Noreen quizá ni si quiera asistiera, y si lo hacía, quizás estaría embriagada. Sorpresivamente, Noreen apareció y quedó atónita ante nuestro apoyo, la mesa hermosamente decorada y su deliciosa comida de cumpleaños. Desde ese día, Noreen no ha tenido grandes cambios de estilo de vida. Sin embargo, no ha olvidado cómo Dios nos usó para ser sus amables y compasivas manos, en su sexagésimo cumpleaños. ¿De qué manera serás las manos de Dios hoy, animando, alentando y ayudando a alguien?

Carol Stickle

Radio Adventista

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