EL DISEÑADOR BÍBLICO

“Habló jehová a Moisés, diciendo: Mira, yo he llamado por nombre a Bezaleel hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Judá; y lo he llenado del Espíritu de Dios, en sabiduría y en inteligencia, en ciencia y en todo arte, para inventar diseños, para trabajar en oro, en plata y en bronce, y en artificio de piedras para engastarlas, y en artificio de madera: para trabajar en toda clase de labor” (Éxodo 37:7-5).

Todo es diseño”, solía decir un profesor que tuve en la carrera de Comunicación Social.

Lo sabía Leonardo da Vinel el genial artista, arquitecto, ingeniero e inventor italiano, quien murió el 2 de mayo de 1519. Leonardo es, sin duda, la figura insigne del Renacimiento: pocos hombres pueden arrogarse la distinción de poseer tanto talento en disciplinas diversas como la pintura, la arquitectura, la escritura, la botánica, la escultura y la ingeniería. Más allá de sus famosísimas pinturas (“La Gioconda” y “La Última Cena&rdquo, también desarrolló ideas para construir el helicóptero, el submarino y el automóvil. Además, promovió el avance del conocimiento en anatomía, ingeniería civil, óptica e hidrodinámica.

“Todo es diseño”. Lo sabía también Bezaleel, este genial y completo artista bíblico que aparece (y desaparece) fugazmente en el Texto inspirado. Su currículum, descrito en estos pocos versículos de Éxodo, es impresionante. De casi ningún otro personaje de la Sagrada Escritura se habla así.

Ayer hablamos del trabajo y, también, de la importancia que tiene el trabajo manual. Gracias a personas como Bezaleel, el pueblo de Israel tuvo un Santuario para adorar a Dios, pedir perdón por sus pecados y entender mejor el plan de redención.

Hoy puede ser un día histórico. ¿Te gusta diseñar? ¿Tienes habilidades manuales o artísticas que, tal vez, sientes que están poco cotizadas en esta sociedad tecnologizada? Recuerda entonces a Bezaleel, el diseñador que aparece en la Biblia, y vuelca esos dones a la causa de Cristo.

“Dios desea que sus obreros en cada ramo lo miren a él como el Dador de todo lo que poseen. Todas las invenciones y los progresos correctos tienen su fuente en el que es maravilloso en consejo y excelente en inventiva. […] Él ha confiado talentos a los hombres, y espera que acudan a él en procura de consejo. En todo cuanto hagamos, en cualquier departamento de la obra en que seamos colocados, él desea controlar nuestra mente con el fin de que podamos hacer una obra perfecta” (Elena de White, Palabras de vida del gran Maestro, p. 284).