RUT
EL MANTO DE LA MISERICORDIA
Entonces él dijo: ¿Quién eres? Y ella respondió: Yo soy Rut tu sierva; extiende el borde de tu capa sobre tu sierva. Rut 3:9.
Al fin de la siega hubo fiesta, y Noemí envió a Rut a dormir en la era. Cuando todos dormían, Rut buscó a Booz. Lo encontró durmiendo junto al montón de cebada, y se echó a sus pies. Cuando él se estiró y tocó aquel bulto, despertó sobresaltado. Ella se identificó. “Soy Rut tu sierva; extiende el borde de tu capa sobre tu sierva, por cuanto eres pariente cercano”, dijo en un susurro (Rut 3:9).
En las eras se cometían pecados sexuales. Algunas rameras iban a buscar clientes en esos lugares. “Amaste salario de ramera en todas las eras de trigo” (Oseas 9:1), le dice Dios al Israel perverso.
Pero Rut era una mujer decente. Cuando se conocieron, Booz le dijo: “Toda la gente de mi pueblo sabe que eres mujer virtuosa” (vers. 11), por tanto, no fue a ofrecerse al hombre rico porque fuera mujer liviana, se acercaba a él porque era su pariente más cercano y pensaba que podía tomarla como esposa.
Booz no despreció a Rut, él solo podía desearle la bendición de Dios por haberlo elegido. Rut era joven, podía haber buscado a un hombre joven en lugar de buscarlo a él, que ya era adulto (vers. 10).
Jamieson Fausett B., en el Comentario exegético y explicativo de la Biblia, comenta: “En oriente, el extender el manto sobre uno es un acto simbólico que significa protección. Hasta hoy, en muchas partes de oriente, decir que él puso su manto sobre una mujer es sinónimo de que se casó con ella. En los casamientos de judíos e hindúes modernos, parte de la ceremonia consiste en que el novio ponga un saco o manto sobre su novia”.
Rut apeló a la ley del levirato pidiéndole a Booz que la desposara, colocándose bajo su autoridad.
Así describe Dios su relación con su pueblo: “Extendí mi manto sobre ti, y cubrí tu desnudez; y te di juramento y entré en pacto contigo, dice Jehová el Señor, y fuiste mía” (Ezequiel 16:8).
Siglos después, una mujer enferma tocó el borde del manto de Jesús, (Mateo 9:21), y encontró salud en el poder de quien lo portaba.
Hoy Jesús extiende su manto hacia ti, porque “en él hay misericordia y abundante redención” (Salmo 130:7).-LCh