GALILEO GALILEI
La fe es la confianza de que en verdad sucederá lo que esperamos; es lo que nos da la certeza de las cosas que no podemos ver. Hebreos 11:1.
El corpulento mercader de Venecia se detuvo en el último escalón para tomar aire. Luego se dirigió al otro lado de la terraza y se unió al grupo de hombres que se hallaba reunido alrededor de un extraño aparato que tenía la forma de un tubo grueso colocado sobre un soporte.
-Y bien, ¿qué es lo que ven? -preguntó el comerciante recién llegado. -¡Barcos! -respondió Galileo-. Dos de ellos. Vienen del suroeste. Portan la bandera de Venecia.
-¡Tonterías! -dijo el comerciante, frunciendo el ceño y cubriéndose los ojos con la mano para protegerse del sol ardiente, al mismo tiempo que dirigía la vista en la misma dirección que los demás-. Yo no veo más que mar y cielo vacíos. ¡No hay ningún barco!
-¡Por supuesto que los hay! -insistieron los demás-. Ven y compruébalo tú mismo.
Cerrando un ojo, el forastero miró con el otro por el pequeño orificio abierto en una extremidad del tubo, y como por arte de magia aparecieron dos veleros en medio del mar.
-¡Increíble! -exclamó.
-Vuelve esta noche, y te mostraré montañas y cráteres en la luna -le prometió Galileo, que había construido el aparato-. Te puedo mostrar cuatro lunas girando alrededor de Júpiter y estrellas que no son visibles para el ojo humano.
-¡No! -reaccionó el mercader-. ¡Este tubo es invención del diablo, puesto que hace ver cosas que no existen!
-¿Acaso no viste los barcos que estaban en el mar? -le preguntó Galileo. -Sí, pero debe de haber un truco, porque todavía no los podemos ver sin la ayuda de este tubo.
-Espera un poco -sugirió Galileo-, ya los verás.
Al cabo de unas horas, los dos barcos mercantes llegaban al puerto de Venecia.
El telescopio de Galileo es una ilustración de lo que es la fe. Con los ojos de la fe podemos ver a los ángeles que caminan a nuestro lado, a Dios que contesta nuestras oraciones, y a Cristo que regresa por nosotros en las nubes de los cielos.
Para aquellos que no tienen el “telescopio”, vemos “cosas que no existen”. Pero nosotros tenemos la seguridad de que lo que ahora vemos por “fe”, pronto será una realidad; como los dos barcos que aparecieron en el puerto de Venecia aquel día de 1611.