¡UNA REVISTA DE 170 AÑOS!
“Cuando la sabiduría entrare en tu corazón, y Ia ciencia fuere grata a tu alma, la discreción te guardará; te preservará la inteligencia” (Proverbios 2:70,71).
¿Puede una revista estar en circulación por más de 170 años? Sí, así es. De hecho, esa revista existe y se llama Scientifc American, y es una prestigiosa publicación de divulgación científica. Justamente, fue fundada por Rufus Porter un día como hoy, de 1845.
Muchos consideran que la ciencia está en las antípodas de la fe y que, si eres un científico, no puedes ser, a la vez, una persona religiosa. Nada más lejos de la verdad. La historia rebosa de hombres de ciencia y de fe en Dios, tal como lo puedes leer en el libro Ellos creían en Dios, de Rodrigo Silva (ACES). Copérnico, Galileo Calilei, Kepler, Pascal, Newton, Faraday, Pasteur y muchos otros eran devotos creyentes, y armonizaban con éxito sus postulados científicos con el estudio de la Biblia.
A su vez, la Palabra de Dios afirma varios hechos que los científicos han comprobado varios años, y siglos, después. Tan solo tres ejemplos:
. Se comprobó que la tierra está “suspendida” en el espacio. Lejos de afirmar que nuestro planeta se apoya sobre elefantes o tortugas gigantes, o que es sostenida por Atlas, la Biblia afirma lo que la ciencia luego descubrió: “Cuelga la tierra sobre nada” (Job 26:7).
, Génesis 2:7 y 3:19 indican que nuestro cuerpo está formado por polvo. Actualmente, los científicos reconocen que el cuerpo humano se compone de 28 elementos, todos encontrados en la tierra.
. Levítico 17:11 y 14 asegura que la vida se encuentra en la sangre. En épocas antiguas, el escaso conocimiento hacía que los médicos hicieran sangrar a una persona para que sanara. Hoy se sabe que es necesaria sangre saludable para llevar nutrientes a cada célula del organismo.
Hoy puede ser un día histórico. Investiga más sobre alguna área científica e indaga qué dice la Biblia sobre ese tema. Sé también una persona de ciencia y de fe en Dios.
“Muchos jóvenes, al hablar de la ciencia son sabios más allá de lo que está escrito; tratan de explicar los caminos y las obras de Dios con algo que responde a su comprensión finita; pero es todo un miserable fracaso. La verdadera ciencia y la inspiración están en perfecta armonía. La falsa ciencia es algo independiente de Dios. Es ignorancia presuntuosa” (Elena de White, Mensajes para los jóvenes, p. 183).