Lunes 26 de Octubre – TU TESTIMONIO – Devocion Matutina para Damas

«Dichosos los que trabajan por la paz, porque Dios los llamará hijos suyos» (Mat. 5:9).

Dos mujeres y dos autobuses. Parece el principio de dos historias similares, pero son opuestas, tanto por sus finales como por sus protagonistas. en La primera, protagonizada por Rosa Parks; la segunda, por una mujer anónima (se dice el pecado, pero no el pecador).

Rosa Parks (1913-2005) fue una figura crucial en la lucha por los derechos civiles en los Estados Unidos, aunque nada en su humilde nacimiento hubiera hecho prever tal cosa. Rosa tenía por costumbre tomar el autobús para trasladarse en Alabama. La ley era muy clara: si un ciudadano blanco se quedaba sin asiento en la parte delantera reservada para ellos, podía ir a la sección del medio, donde los afroamericanos podían sentarse solo si estaba llena la parte de atrás. Pero en caso de que un blanco se quedara sin lugar en la parte delantera del autobús, los afroamericanos sentados en el medio tenían la obligación de ofrecerle su asiento. Ese día, el 10 de diciembre de 1955, un joven blanco se había quedado sin sitio en la parte delantera y el conductor indicó a Rosa que se levantara y le cediera su lugar, a lo cual ella se negó. El joven ni siquiera había pedido un asiento, y Rosa estaba cansada de tanto abuso.

Esa acción de esta valiente y pacifista mujer hizo que la arrestaran. Cuando la noticia llegó a oídos de Martin Luther King, este movió a la acción inmediata. Una acción no violenta que comenzó una carrera hacia la obtención de unos derechos que nunca hubieran debido vulnerarse. Por esta razón se conoce a Rosa Parks como «la primera dama» de los derechos civiles.

Nuestra segunda protagonista, que vive en el presente, entró también un día a un autobús y, enojada con el chofer porque no se había detenido a tiempo para que ella subiera, volcó con violencia la caja del dinero, que se cayó al suelo y rodó por todas partes ante la mirada atónita de los presentes. El chofer comentó entonces: «Yo sé quién es usted, y sé que toma este autobús para ir la iglesia. Y ahora también sé qué clase de cristiana es usted». Esa clase de cristiana que da un mal testimonio personal porque no ha descartado la violencia de su vida.

¿Cómo es tu testimonio? ¿Trabajas por la paz? Jesús dijo en el Sermón del Monte: «Dichosos los que trabajan por la paz».

Radio Adventista

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