¡A PONERSE LAS PILAS!
“Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán” (Isaías 40:31).
Tal vez no lo sepas, pero cada vez que algún aparato que usas se queda sin pilas debes agradecerle al italiano Alessandro Volta su invento. Es más, debes agradecerle el hecho de que puedas usar una pila, ya que fue él quien las inventó. Y fue, justamente, el 26 de junio de 1800 cuando en la Royal Society de Londres se leyó una carta de Volta en la que él anunciaba el descubrimiento de la pila.
Así, y tras varias reproducciones del invento efectuadas por los miembros de la sociedad, se confirmó el invento y se le otorgó el crédito de este. Desde entonces, Volta se convirtió en una persona célebre y hasta recibió una invitación del emperador Napoleón Bonaparte para exponer su invento, y le otorgó la medalla de oro al mérito científico. Hoy, la unidad llamada “voltio” tiene ese nombre en su honor.
Básicamente una pila es un dispositivo que convierte energía química en energía eléctrica y permite el uso de esta energía de manera móvil; es decir: no tienes que estar conectado a una fuente de poder mediante un cable o algún otro mecanismo. ¡Energía transportable! Sin duda, el invento de Volta revolucionó el mundo.
Pero tengo otra buena noticia hoy para ti. En su Palabra, Dios nos dejó varias “pilas” para que recarguemos energía cada jornada. Están en forma de versículos. Puedes memorizarlos y llevarlos todo el día contigo. Te darán fuerza y ánimo en las luchas cotidianas. El texto de hoy es una de esas “pilas”. Pero hay más. Busca “voltios espirituales” en Isaías 41:10, Salmos 46:1 al 3, Mateo 11:28 al 30, 1 Pedro 5:7, Josué 1:9 y Santiago 1:2 al 4.
Hoy puede ser un día histórico si recargas tus energías con las pilas bíblicas. Hazlo, y te sorprenderás de los maravillosos cambios que experimentarás en este día.
“Ganamos nuevas victorias mediante nuestra experiencia en el trabajo. Obtenemos fuerza y actividad caminando en la luz, para que podamos tener energía a fin de correr en el camino de los mandamientos de Dios. Podemos aumentar nuestras fuerzas en cada paso que avancemos hacia el cielo. Dios bendecirá a su pueblo solamente cuando trata de ser una bendición para otros” (Elena de White, Testimonios para la iglesia, t. 3, p. 480).