Lunes 25 de Noviembre – EL REGALO DE LA BONDAD – Devocional para Damas

SÉFORA

EL REGALO DE LA BONDAD

Y Moisés convino en morar con aquel varón; y él dio su hija Séfora por mujer a Moisés. Éxodo 2:21.

Séfora, cuyo nombre significa pajarillo o gorrión, era una de las siete hijas de Jetro, sacerdote de Madián, descendiente de Abraham y Cetura. Jetro y su familia adoraban al Dios vivo.

Cuando Moisés huyó de Egipto, se estableció en Madián. Un día llegaron las hijas de Jetro al pozo con los rebaños de su padre. Moisés, sentado junto al pozo, vio cómo los pastores las menospreciaban y las echaron de allí sin ninguna consideración. Moisés, quien había sido instruido por su madre y por los ángeles del cielo en el temor de Dios, tenía un corazón compasivo y le desagradaba la injusticia. Como todo un caballero, las defendió decididamente y sacó agua para sus rebaños.

Este fue un encuentro guiado por el Cielo. A Jetro le pareció que sus hijas llegaron muy temprano esa tarde, e inquirió al respecto. Las jóvenes, entusiasmadas, contaron el suceso: “Ellas respondieron: Un varón egipcio nos defendió de mano de los pastores, y también nos sacó el agua, y dio de beber a las ovejas” (Éxodo 2:19).

Jetro invitó a Moisés a su casa. Ese fue el comienzo de una nueva vida para Moisés. Jehová le había aparejado lugar entre los adoradores del Dios verdadero. Con el paso del tiempo, Jetro le dio a su hija Séfora por esposa. La bondad y el deseo genuino de ayudar de este joven apuesto y decidido fueron recompensados con un lugar seguro donde vivir, una familia y un ambiente alejado de la corrupción moral.

A Moisés se le encargó pastorear las ovejas de su suegro. Esta labor resultó ser de gran bendición en la vida de quien un día fuera “el heredero al trono de Egipto”. Mientras caminaba estoicamente por el inhóspito y extenso desierto, conversaba con Dios. Comulgando con él, aprendía la humildad, la mansedumbre, la paciencia, la confianza en Dios. Amando a su esposa e hijos y proveyendo para ellos, aprendió más del tierno amor de Jehová por él y por su pueblo esclavizado. Jamás imaginó Moisés el alcance de aquel desinteresado acto de bondad. —RL

Radio Adventista

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