VIVA GRACIAS A LA PALABRA – PARTE 2
“Tu promesa renueva mis fuerzas; me consuela en todas mis dificultades” (Sal. 119:50, NTV).
Hace dos años, poco después de su experiencia de conversión, Kelly se despertó una mañana incapaz de tragar. Se atragantaba con todo lo que intentaba comer, y lo que tragaba, lo vomitaba. Los médicos dijeron que su estómago no estaba digiriendo la comida, y que no podría volver a tragar. Kelly empezó a visitar con frecuencia la sala de urgencias del hospital, y comenzaron a surgir complicaciones que ponían su vida en peligro. Los médicos le introdujeron tubos hasta el estómago para alimentarla, y la sometieron a múltiples operaciones para nutrirla.
Aunque continúa sufriendo problemas de salud, actualmente Kelly me inspira con su ministerio personal. Cada tarde, selecciona versículos de las Escrituras para adornarlos artísticamente y enviarlos a las personas que tiene en su lista. “No me siento bien con todo lo que me ha sucedido”, dice Kelly, “pero Dios ha utilizado esta enfermedad para enseñarme algo maravilloso”.
Todo comenzó cuando un día Kelly se sintió frustrada por su incapacidad para comer. Orando, se sintió llamada a abrir la Biblia. El texto que descubrió es Lucas 12:29 y 30: “No os preocupéis por lo que habéis de comer ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud, porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo, pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de ellas”.
Dice Kelly: “¿No es increíble? Dios dedicó un momento a explicarme que tendré que alimentarme de su Palabra, hasta que él decida sanar mi cuerpo”. Los mensajes que Kelly envía llegan con cronometrada regularidad. También comparte su fe con todo el que la escucha. “A pesar de que no logro retener mucho alimento, no parece que esté hambrienta. Incluso los doctores se maravillan. Yo me alimento de la Palabra de Dios. Si esto es lo que debe hacer para salvarme, está bien”.
Kelly sigue luchando por su salud, pero sus peticiones de oración siempre acaban con una expresión de agradecimiento, con un pensamiento alentador de la Palabra de Dios, y con una risita que suelta ante la creatividad del Señor para finalmente llevar a su princesa a casa.
Cynthia J. Prime