GUERRERA DE DIOS – 2A PARTE
«Si al salir ustedes a combatir a sus enemigos ven que ellos cuentan con caballería y carros de guerra, y con un ejército más numeroso que el de ustedes, no les tengan miedo, pues ustedes cuentan con el Señor su Dios» (Deut. 20:1).
Blanca Rosa había sufrido la rotura de dos aneurismas cerebrales y había contraído una meningitis bacteriana que la tenía sobre una cama de hospital, intubada, cuando la atacó otra bacteria: la pseudomona. Esta bacteria le produjo una infección en los pulmones y su pobre organismo ya no podía generar defensas. Para entonces, sus pulmones estaban comprometidos y se mantenía con vida gracias a la traqueotomía que le habían practicado. Los médicos habían sido claros con la familia: «No alberguen esperanzas», les habían dicho. Solo quedaba confiar en Dios y ciertamente lo hicieron.
Mientras la vida de esta mujer de tan solo cincuenta y tres años pendía de un hilo, Luis Gerardo oraba cada día por ella desde la emisora de Radio Adventista de Costa Rica. Desde todos los rincones del país, la gente se unió en oración por su caso, y su familia recibió el aliento que necesitaba por medio de las súplicas constantes y sinceras a favor de ellos. Esas oraciones ascendieron al Padre eterno como incienso de olor fragante: «¡Sánala, si es tu voluntad!». Dos meses después, los médicos no entendían cómo aquella bacteria presuntamente «imposible de combatir» había desaparecido por completo del frágil cuerpo de Blanca Rosa.
Primero, Blanca Rosa abrió un ojo; después, comenzó a respirar por sí misma. Finalmente, pudo comer sola. Tres meses después salía del hospital completamente restablecida.
Las redes de oración intercesora son grandiosas. Esa oración de fe que se acerca a Dios creyendo que existe y que recompensa a los que le buscan (ver Heb. 11:6) es tremendamente poderosa. Esa oración que no busca producir un cambio en el Señor, sino en nosotros, los que oramos a él. Esa oración persistente que hacemos con humildad. Esa oración que busca que se cumpla la voluntad de Dios por encima de todo, pero que sabe que la voluntad divina es el bienestar de sus hijos y nuestro testimonio en su favor. Blanca Rosa es hoy un poderoso testigo del poder de nuestro Dios.
Cuando salgas a combatir a tus enemigos (la enfermedad, las crueles contrariedades de la vida) recuerda antes buscar al Todopoderoso en oración. Una vez lo hayas hecho, habrás desterrado todo motivo de miedo, pues cuentas con el poder y la fuerza del Señor tu Dios.