LA VIUDA DE SAREPTA – UN OASIS DE VIDA
Y ella respondió: Vive Jehová tu Dios, que no tengo pan cocido; solamente un puñado de harina tengo en la tinaja, y un poco de aceite en una vasija; y ahora recogía dos leños, para entrar y prepararlo para mí y para mi hijo, para que lo comamos, y nos dejemos morir. 1 Reyes 17:12.
¿Qué más sabemos de la viuda de Sarepta? La Biblia nos dice que esta mujer viuda y trabajadora es llamada a dar de beber y de comer al profeta que está sin sustento (1 Reyes 17:10, 11).
La escena nos transporta al pasaje del Evangelio en el que Jesús dice a sus discípulos: “Tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber; fui forastero y me recogisteis” (Mateo 25:35). : En Sarepta se anticipa esta enseñanza. En Elías, en el indigente, vemos a Dios llamando a la puerta del corazón; un Dios rico vestido de pobre para enriquecernos con su pobreza (ver 2 Corintios 8:9). Tu servicio a los demás no es más que la respuesta al llamamiento que Dios hace a tu corazón cada día.
En el desierto de la vida, en medio de una gran sequía, siempre hay un torrente de agua escondido. ¡Seamos esa corriente de agua! En medio del desierto, siempre hay un oasis. Esto es lo que representa la mujer de Sarepta para el siervo de Dios.
La viuda, sola con su dolor y su miseria, se dispuso a preparar el pan que se le pidió: se entregó mediante el trabajo, amasó con la harina de su propio corazón, que no se acababa nunca (vers. 15, 16), porque el amor no se acaba (1 Corintios 13:8). La viuda dio el fruto de su amor, que fue una decisión por la vida del otro.
Así, hoy, tú también puedes ser Milagros, porque con manos laboriosas puedes cumplir los ritos de la lucha cotidiana y doblar cada día tus rodillas en oración por los tuyos. Puedes ser el rostro del coraje que se atreve, resiste los golpes y se sostiene en la Palabra de Dios. Tal vez no veas ahora el fruto de tus desvelos y sacrificios, pero no desmayes. Pronto el Señor dirá: “Sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor” (Mateo 25:23). — FB