Martes 19 – MARÍA MAGDALENA SIN PALABRAS – Devocion Matutina Damas

MARÍA MAGDALENA SIN PALABRAS

Llorando, se arrojó a los pies de Jesús, de manera que se los bañaba en lágrimas. Luego se los secó con los cabellos; también se los besaba y se los ungía con el perfume. Lucas 7:38 (NBD).

Permanecer en silencio frente a otra persona no siempre es fácil, especialmente cuando te encuentras con alguien con quien no tienes mucha confianza. Las palabras ayudan a romper el hielo, pero cuando nos enamoramos, el silencio compartido se disfruta. Podemos perdernos en los ojos de la persona amada sin necesidad de palabras, sintiendo como nuestro corazón se funde con el del otro, mientras el silencio es cómplice de tantas cosas que se dicen desde el interior.

La intimidad marca la diferencia. La intimidad es esa zona reservada en nuestro espíritu, a la que pocas personas tienen acceso. Se logra con horas de vuelo junto al otro, después de muchas conversaciones a corazón abierto.

La Biblia nos cuenta de una mujer que derrama su alma y su perfume a los pies de Jesús. En este acto íntimo de adoración no hay palabras. María adora en silencio, arrodillada a los pies de Jesús, vertiendo un frasco de perfume caro, besando y secando sus pies con sus cabellos sin contener las lágrimas. Aunque algunos hombres juzgan lo que está haciendo, Jesús la entiende. Él ve más allá de sus cabellos sueltos, del costoso perfume y de las lágrimas. Jesús lee su corazón, y sabe que está lleno de agradecimiento. Jesús ha dicho que dentro de pocos días va a morir. Ella no sabe ni quiere vivir sin su Salvador. Sabe cuán débil es, y cuánto le debe a Jesús. Por eso le da lo mejor que tiene. Se queda sin palabras a los pies de aquel que es la Palabra hecha carne, el Verbo que habitó entre nosotros, lleno de gracia y de verdad.

Te invito a que vengas ante la presencia de Cristo, sin palabras, que te arrodilles a sus pies, como María, y le entregues tu corazón; que tengas la valentía de mirar a Jesús a los ojos, que le pidas perdón por tus pecados, y que permitas que la inmensa alegría de su gracia sanadora invada cada rincón de tus emociones, tus inseguridades, tus miedos y tus sueños. Te invito a que abras la puerta de tu intimidad al Maestro para que abrace tu vida por completo. —AP

Radio Adventista

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