Lunes 18 de Junio – MI NUEVO ROSTRO – Matutina para la Mujer

MI NUEVO ROSTRO

“En el día de mi angustia te invoco, porque tú me respondes” (Sal. 86: 7). 

Podía sentir la sangre en mi rostro, cuando mamá corrió a ver qué me había sucedido. Rápidamente, las delicadas manos de una que ama a su hijo limpiaron la herida.

Era una mañana soleada, y mi hermano y yo decidimos jugar en el patio. Mientras corríamos, como todo niño, me caí al piso y me corté la cara. Pensamos que, con un poco de tiempo sanaría, como cualquier corte; pero luego, derivó en una enfermedad de piel llamada vitiligo.

Me llevaron a los mejores médicos de la ciudad y de la región pero, en cada consulta, recibía la misma respuesta: “Su hija tiene una enfermedad incurable llamada vitiligo. Se esparcirá por todo su cuerpo y producirá manchas blancas que nunca se irán de su piel. Lo siento, pero no hay nada que podamos hacer”.

Mi madre no podía dormir, y pasó noches enteras llorando y clamando a Dios por su pequeña hija. Pensó en cómo mi adolescencia y juventud serían marcadas por las manchas en mi rostro y mi cuerpo.

Las iglesias de la ciudad ya estaban orando, rogando al Señor que me curara. Mis padres habían gastado mucho dinero; no escatimaron en nada.

Para ese entonces, había aparecido una nueva mancha en mi pie, lo que aumentó la preocupación de todos.

La única solución era Dios; y fue con oración, ayuno y una entrega total que Dios curó a su hija. Le dio un nuevo rostro, cuando los médicos no tenían esperanza de solución para el problema.

Hice un tratamiento con luz solar, pero la base de mi cura fue, y es, solo Dios, el Médico de los médicos, cuyo amor y cuidado es más grande que todo.

La mancha desapareció gradualmente y mi piel volvió a la normalidad. Y como la cura de Dios es perfecta y completa, hoy. Si me lastimo, mi piel vuelve a su pigmentación original. ¡Lo que Dios hace es perfecto!

Cuando pensamos que un problema no tiene solución y que es imposible, podemos mirar hacia arriba. El mismo Dios de nuestros padres sigue obrando maravillas por sus hijos hoy. ¡Y su amor es inmensurable!

MINEIA DA SILVA CONSTANTINO

Radio Adventista

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