Lunes 18 de Diciembre del 2017 – EL DOLOR TAMBIÉN TIENE UN PROPÓSITO – Matutina mujer

EL DOLOR TAMBIÉN TIENE UN PROPÓSITO

“Por la noche durará el lloro y a la mañana vendrá la alegría” (Sal. 30:5).

Hace poco, mi amiga Bea fue hospitalizada por un dolor abdominal de varias semanas. Había esperado a que se pasara solo, pero cuando el dolor llegó a un nivel peor que un parto, finalmente dijo a su familia que necesitaba ir a urgencias ¡de inmediato! En el hospital, los médicos descubrieron que tenía un bloqueo intestinal. Necesitaba cirugía. Como el dolor continuaba siendo intenso, ella estuvo de acuerdo con la cirugía.

Durante la operación, que duró varias horas, los médicos descubrieron la causa del dolor de Bea: un tumor cancerígeno en el colon, que extirparon con éxito. Luego, Bea alabó a Dios por el dolor, que la había forzado a buscar ayuda médica. Gracias al dolor, se descubrió el cáncer a tiempo y no tuvo que recibir quimioterapia ni radiación. Para Bea, el dolor llegó a ser una bendición.

La historia de Bea me recuerda a mi personaje bíblico preferido: José, el hijo preferido de Jacob. José no podía entender por qué sus hermanos lo odiaban tanto como para venderlo como esclavo. No podía entender por qué Dios permitió que lo apresaran injustamente, a causa de las mentiras de la esposa de Potifar. Luego, en la prisión, no podía entender por qué el copero se había olvidado de él, luego de que él interpretara correctamente su sueño y el del panadero. José languideció en la prisión dos años más, hasta que el faraón tuvo un sueño y el copero recordó que había alguien que podía interpretar sueños.

Cuando José interpretó correctamente el sueño del faraón, este reconoció la sabiduría divina de José y lo elevó al rango de primer ministro de Egipto, el hombre más poderoso después del faraón. Fue entonces que José entendió cómo su sufrimiento había sido parte del plan de Dios para salvar a su familia de la hambruna. Como vislumbró la inconfundible mano de Dios en sus sufrimientos, pudo perdonar la traición de sus hermanos. Y, lo mejor de todo, se volvió a reunir con su amado padre y con su hermano menor, Benjamín.

Cuando tú y yo pasamos inevitablemente por dolores y sufrimientos, podemos estar seguros de que Dios tiene una razón para permitirlos. Podemos salir victoriosas de cada prueba, si confiamos en Dios y permanecemos fieles, como José. Nunca olvides que servimos a un Dios que puede tomar cualquier mal y usarlo para su gloria, para nuestro propio crecimiento y para el bien de otros.

Carla Baker

Radio Adventista

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