Lunes 17 de Septiembre – ELIZABETH Y EL CAIMÁN – Matutina para Damas

ELIZABETH Y EL CAIMÁN

“Confía en el Señor con todo tu corazón; no dependas de tu propio entendimiento. Busca su voluntad en todo lo que hagas, y él te mostrará cuál camino tomar” (Prov. 3: 56).

La noticia de las cinco de la mañana se trató de Elizabeth, una encantadora perrita Beagle, atrapada en la boca de un caimán de dos metros. Tenía marcas de mordeduras en todo su cuerpo; se veía tan asustada y miserable. Elizabeth y su dueño estaban caminando por la orilla del río Hillsborough, cuando el caimán saltó, atrapó a la perrita en su mandíbula y la llevó bajo el agua. El dueño rápidamente tomó su arma y, para salvar a su mejor amiga, comenzó a disparar al agua. El caimán soltó a la perrita. El dueño la llevó hasta un lugar seguro y le hizo RCP. No estaba seguro de si sobreviviría, pero ella era una luchadora. Estar bajo el agua por dos minutos fue más dañino que las mordeduras. Un cazador de caimanes atrapó y mató al caimán. El dueño ahora construiría una valla entre su propiedad y el río.

¿No es la situación de Elizabeth similar a la nuestra, cuando estamos afuera de la voluntad de Dios, aunque estemos caminando a su lado? El caimán (Satanás) salta desde el río de nuestros pecados ¡y nos atrapa! Nos lleva abajo, haciéndonos sentir culpables e indignos de buscar el perdón de Dios.

Dios toma su arma, su poder y comienza a disparar. Y allá sale Satanás corriendo. Entonces, llega el disparo fatal. Dios nos rescata, a sus mejores amigos, y nos salva de nuestros pecados. Cristo ha ganado la victoria por nosotros y, como Elizabeth, somos librados de las garras de Satanás. Estamos a salvo. Dios también nos da RCP: su compromiso y protección, su propósito para nuestras vidas y su restauración: amor, esperanza y fe.

Cristo es la valla de protección entre el río, el caimán y nosotros. A diferencia del dueño, que construyó una valla física entre el río y su hogar, Dios pone su valla de protección alrededor de nosotros: sus promesas y seguridades. Él sanará las mordeduras, pero cuanto más tiempo permanezcamos “abajo”, más difícil será que seamos rescatados. No permanezcas abajo por mucho tiempo.

¿Quién es tu “cazador de caimanes”? ¿Quién llegará hasta las aguas peligrosas solo para rescatarte a ti, su damisela, de las garras de la muerte?

Atraparon al caimán (así como Satanás fue atrapado), lo mataron (así que Satanás realmente moriráwinking y salvaron a Elizabeth (así como nosotros somos salvos).

EDNATHOMAS TAYLOR

Radio Adventista

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