“Anímate y esfuérzate, y manos a la obra; no temas ni desmayes, porque Jehová Dios, mi Dios, estará contigo” (1 Crón. 28:20).
“No te desampararé ni te dejaré” (Heb. 13:5).
Uno de los lugares preferidos de nuestra familia para vacacionar es Lake Powell.
Es un lugar de grandes contrastes: a veces tranquilo, otras tumultuoso; calmo, y luego el cielo se llena de tormentas eléctricas, que a menudo terminan con un hermoso arcoíris. ¡Cómo puedes no maravillarte ante las obras de arte que nuestro Dios nos muestra, en su colorido y hermoso trabajo artístico! Me lleno de asombro cada vez que su pincel recorre el cielo con colores intensos.
Es interesante que a menudo veamos el trabajo artístico de Dios luego de la lluvia. En nuestros momentos de lágrimas, cuando los días son oscuros y sombríos, o cuando las cosas no salen como deberían, nuestro Padre trae un brillante arcoíris a nuestro horizonte, si continuamos confiando en él. Los arcoíris pueden llegar a nuestras vidas de maneras inesperadas, como una carta de ánimo, una llamada telefónica, un toque, un abrazo o una canción con un significado especial.
Recuerdo el día de un arcoíris real, cuando nuestros hijos eran jóvenes. Había sido una jornada complicada. Los niños no estaban obedeciendo, y estaban especialmente malhumorados. Oré, pidiendo a Dios que me diera sabiduría y valor como madre. Más tarde ese día, cuando estaba conduciendo, allí lo vi: ¡un arcoíris doble completo! Tuve que detenerme y enjugarme las lágrimas. No tuve duda de que ese día Dios me había hablado a través de su obra de arte. Me estaba asegurando que él estaba al control, y me había dado una señal de su amor por mí y por mis hijos.
He enviado muchas cartas, a lo largo de los años, a nuestros pacientes del consultorio dental, miembros de iglesia y otras personas que atravesaban períodos difíciles en sus vidas. Dios me da palabras de ánimo para transmitir a otros, en lo que yo llamo “un carta arcoíris”. La escribo en papel con dibujos de arcoíris, que nos recuerda que Dios siempre mantiene su promesa: “Nunca te dejaré ni me olvidaré de ti. Te amo”.
Oro para que cuando veas un arcoíris en tu cielo, escuches a Dios que te habla.
Bonnie R. Parker