Lunes 12 de Noviembre – LA PARÁBOLA DE OLD GRAY – Matutina para Damas

LA PARÁBOLA DE OLD GRAY

“-Yo soy el camino, la verdad y la vida -le contestó Jesús-. Nadie llega al Padre sino por mí” (Juan 14: 6).

Old Gray, una gata atigrada, llegó a la casa de mis vecinos una mañana. Como ya tenían diez gatos, no fue un gran problema agregar un poco de comida adicional. Old Gray había encontrado un hogar. Pero, al comienzo, Gray siempre comía y corría. Nunca podíamos acercarnos a ella. Miraba con sospecha cada movimiento de su “enemigo”, los humanos que querían ser sus amigos.

-Bueno -racionalizó Cheryl, mi vecina-, sus antiguos dueños debieron haberla maltratado. Quizás hasta se escapó.

Al pasar el tiempo, no logramos ningún progreso en domesticar a Gray. La llamábamos suavemente, pero ella no respondía, sino que nos daba una mirada vacía, con lo que ahora interpreto como una gran tristeza en sus ojos.

Pasaron varios años. Cheryl y Glenn se mudaron a Florida. Gray todavía anda por la zona esperando su comida, pero sin contribuir a la relación

Un día, al mirarla distanciarse de mí, no pude evitar pensar. Así es como tantos de nosotros nos distanciamos de nuestro Dios amante.

Al llamar a Old Gray con mi voz más dulce, mi mente se llenó con las palabras de un amado himno: “Tierno y amante, Jesús nos invita; llámate a ti, y a mí. Mírale allá en la puerta esperando, aguarda a ti y a mí”. Todos los que responden al llamado de Dios reciben el amor y el cuidado de un Padre protector. Si Old Gray respondiera, podría entrar en una amistad manifestada por el amor y la protección de un humano bondadoso.

Hasta el día de hoy, Gray se ha resistido. Por muchos años, ¿cuántos de nosotros, también, nos hemos resistido al amoroso llamado de Jesús? Como sucede con Old Gray, nuestras necesidades básicas también son suplidas. Lo esencial. Si tan solo pudiéramos entrar en la vida con Cristo, quien vino para que tengamos vida en abundancia…

El regalo de la vida está disponible para cada uno de nosotros, tan claro y simple; pero nosotros tratamos de hacerlo complicado y complejo. Por lo tanto, seguimos demorando el amable llamado de Dios: “¡Venid, venid, tristes, cansados, venid!” como Old Gray, muchos seguiremos esperando y resistiendo. ¡Qué bendición es poder caminar sin miedo, sabiendo que nuestro Salvador está dirigiendo nuestros pasos!

PATRICIA BUXTON FLORES

Radio Adventista

View all contributions by