TECNOLOGÍA PARA LA MISIÓN
“Generación a generación celebrará tus obras, y anunciará tus poderosos hechos” (Salmo 145:4).
Nuevos tiempos exigen nuevos métodos. Esa es una ley de la vida, de los negocios y también de la misión. Cada nueva generación necesita ser alcanzada de una manera diferente, siempre respetando el límite de nuestros valores y la santidad de nuestro mensaje.
Vivimos en la era de la tecnología y somos cada vez más dependientes de ella. Estamos siempre conectados a aplicaciones, redes sociales, buscadores… Internet está a nuestro alcance con cosas de gran utilidad, pero también con lo peor que hay en la humanidad.
Un gran salto tecnológico ocurrió el 12 de agosto de 1981, cuando IBM presentó su primera computadora personal. A partir de ese momento, lo que estaba restringido a pocos, comenzó a llegar a las manos de muchos. Hoy, el lanzamiento de IBM es cosa de museo. Los equipamientos tecnológicos personales fueron reducidos en tamaño, multiplicados en velocidad y están disponibles para la mayoría de las personas.
Entendiendo esta realidad, la iglesia estableció en 2015 el IATec (Institución Adventista de Tecnología), con sede en el estado de San Pablo. Su objetivo es preparar los sistemas y las soluciones tecnológicas que la iglesia necesita, con costos más bajos, mayor eficiencia y mejores condiciones, para apoyarnos en el cumplimiento de la misión.
Sin embargo, la tecnología no está restringida exclusivamente a las instituciones. Ella está en las manos de todos. Puede ser utilizada en cualquier lugar, no solamente como un medio de comunicación o como herramienta de búsqueda de alguna solución, sino especialmente como una forma de evangelización. Al final de cuentas, la tecnología quiebra barreras, alcanza personas sin pedir permiso, va a cualquier lugar del mundo, usa recursos que hacen más atrayente el mensaje, es instantánea y puede alcanzar a muchas personas al mismo tiempo. ¿Has pensado en la fuerza que todos estos recursos tendrían si fueran usados por Dios y al servicio de la misión?
No olvides, sin embargo, que la eficiencia de la tecnología no sustituye el contacto personal. Más que redes informáticas necesitamos construir redes de personas.
La tecnología es fundamental en nuestro tiempo. Antes de usarla hoy, conéctate con Dios para que, al teclear, dar “Me gusta”, compartir o hacer cualquier otra cosa en línea, seas un instrumento para llevar a alguna persona más cerca de Jesús.