¿DE VERDAD ESTOY SIRVIENDO A JESÚS?
“Cuando hicieron alguna de estas cosas [por otros]” (Mat. 25: 40).
“Mi gracia es todo lo que necesitas” (2 Cor. 12: 9).
No podía dejar de pensar en lo que dijo nuestro hijo, Paul: “¿En realidad estoy sirviendo a Jesús?” He considerado servir a otros como un privilegio y un gozo. De hecho, era emocionante pensar que podía estar sirviendo a mi mejor amigo, Jesús, ¡quien me creó! Quien ha posibilitado que esté con él por la eternidad. La pregunta de Paul me recordó cuando Jesús dijo: Cualquier cosa que hagan por otros, la están haciendo por mí. ¡Qué gran privilegio tenemos!
Dios nos ama profundamente. Está más cerca de nosotros de lo que pensamos. Considera: cada aliento que nos da, cada latido, son un regalo de Dios. Él contesta oraciones; se preocupa por todo lo que nos inquieta. Escritos inspirados dicen que lo conoceremos por su voz. Escuchamos la voz de Dios de distintas formas, especialmente al estudiar su Palabra, su carta de amor para nosotros.
Me dieron un número telefónico y me pidieron que contactara a una joven esposa que estaba pasando por un divorcio difícil. Por muchos meses, ella y yo pasamos horas en el teléfono, orando y, a veces, llorando juntas. En todo ese tiempo, no había conocido a Carol, pero reconocía su voz cada vez que ella llamaba.
En una reunión campestre, un sábado de mañana, estaba buscando un asiento vacío en la gran carpa. Entonces, escuché una voz y supe inmediatamente que era Carol. No podía esperar para verla, pararme a su lado y darle un abrazo amable y cálido por primera vez.
Esta experiencia medio una pequeña vislumbre de lo que será cuando veamos a Jesús. Lo conoceremos por su voz. Para sobrevivir las tormentas de la vida, tendremos que conocerlo. Podemos conocer a Dios no solo por su voz, sino también a través de la naturaleza, su guía providencial, las impresiones del Espíritu Santo, sus consejeros; y puede haber aún más maneras que no hayamos notado.
Ahora, al realizar mis actividades de rutina, a menudo me encuentro pensando: ¿De verdad estoy sirviendo a Jesús? Servirlo mientras servimos a otros será nuestro placer. Ningún sacrificio será demasiado grande.
El momento de oración es un momento maravilloso para comunicarnos, para escuchar la voz de Dios y darnos cuenta de que la oración es la puerta de entrada a nuestro corazón y para recibir su paz, consuelo y amor. Qué día glorioso será cuando oigamos la voz de Jesús con el mensaje: “Mi gracia es todo lo que necesitas”.
IONE RICHARDSON