Lunes 10 de Julio del 2017 – ¡DESPIÉRTATE Y ORA! – Devoción matutina para la mujer

¡DESPIÉRTATE Y ORA!

“Oí la voz de uno que hablaba” (Eze. 1:28).

“Ora por tu papá”. La voz era clara. Eran las tres de la mañana. Traté de Ignorarla y volver a dormir, pero no pude. Orar por mi papá a esa hora parecía absurdo, pero reconocí la Voz. La había escuchado antes.

Salí de la cama lo más silenciosamente posible. Era urgente. Oré por mi papá. Intercedí por él, y pedí a Dios que lo librara de la situación que fuera. Luego de más o menos una hora de oración ¡intercesora, volví a dormirme.

A la mañana siguiente, compartí la inusual experiencia con mi esposo. En nuestro culto familiar, volvimos a orar especialmente por mi papá. No pasó mucho tiempo hasta que llegaron noticias. Mi papá, marinero experimentado, había salido en uno de sus viajes de pesca con mi hermano menor. No solo era un marinero sobresaliente, sino también podía vaticinar con precisión el clima. Sin embargo, esta vez el clima se volvió errático de repente y el mar se embraveció, con fuertes vientos que lo impulsaban. El bote comenzó a llenarse de agua con más rapidez de la que podían sacarla. Tuvieron que comenzar a tomar decisiones de vida o muerte. Para alivianar el bote, primero arrojaron al mar la pesca de esa tarde. El motor fuera de borda fue lo siguiente que lanzaron. Pero el bote se hundió, a pesar de sus mejores esfuerzos. Mi papá y mi hermano se aferraron de dos boyas con todas sus fuerzas.

En casa, habíamos comenzado reuniones de oración porque el “Sr. Pank”, como llamaban con afecto a mi papá, era el mejor marinero del pueblo, y puesto que todavía no había vuelto, debía haber pasado algo muy malo. La policía, junto con la ayuda de mis dos hermanos mayores y amigos, salió en búsqueda de los marineros perdidos. Luego de siete horas de búsqueda, tuvieron que abandonar por esa noche. Pero uno de mis hermanos prosiguió la búsqueda junto con otro amigo optimista. Oró. A las tres de la madrugada, su linterna iluminó a dos personas que flotaban en el agua: papá y mi hermano menor; apenas vivos luego de más de doce horas de luchar contra el bravo mar.

El Espíritu Santo me había despertado. Agradezco a Dios por esa voz, que todavía nos habla hoy. Escuchemos los pedidos de oración del Cielo.

Claudette Garbutt-Harding

Radio Adventista

View all contributions by