Desechen toda clase de maldad, todo engaño e hipocresía, envidias y toda clase de calumnia (1 Pedro 2:1).

LA SINCERIDAD ES UNA CARACTERÍSTICA NOTABLE en el carácter de quienes se llaman hijos de Dios. Aquellos que se muestran tal cual son, sin especular por circunstancias, lugares o personas, actúan con veracidad; la sinceridad es de origen celestial. Por el contrario, la hipocresía o la «doble cara», tiene una raíz pecaminosa en la mentira. Jesús, en su discurso hacia los fariseos registrado en Mateo 23 dejó manifiesto el gran desagrado que siente hacia este pecado.

A través de una gran investigación periodística, Jason Berry y Gerald Renner. mostraron la «doble cara» del catolicismo al dejar al descubierto el abuso de poder y los escándalos sexuales bajo el liderazgo de Juan Pablo ll. «En cierto modo, la distancia del papa Juan Pablo II de la crisis sexual del clero era consecuente con su estilo de gobierno. El papa más viajero de todos los tiempos tenía la mente abstracta de un filósofo. Ningún papa de la historia moderna ha sido tan prolífico. Produjo una impresionante cantidad de escritos que confirman las enseñanzas morales del catolicismo con énfasis en el papel evangelizador de la Iglesia en el mundo. Al principio del pontificado, el Banco Vaticano se vio envuelto en un escándalo con oscuros financieros. “Si se trataba de dinero”, escribió Jonathan Kwitney, “simplemente no pensaba en él”. Lo mismo puede decirse de la sexualidad del clero» (El legionario de Cristo, p. 159).

Ignorar voluntariamente el error o mirar para otro lado, no quita la culpa – disminuye la gravedad. Si se hubiera actuado con responsabilidad y se hubiera buscado hacer justicia en los casos de pedofilia y homosexualidad en el clero católico, se habría mostrado transparencia y, como resultado, también habría sacado la hipocresía.

Pero más allá de la conducta de otros, ¿puedes estar seguro que actúas con sinceridad? ¿Has mirado a tu interior para ver si la «doble cara» está en tu forma de proceder? ¿Qué ve Dios en tu interior?

La invitación del apóstol Pedro es desechar «toda clase de maldad, todo e. gaño e hipocresía, envidias y toda clase de calumnia», porque para alcanzar el éxito espiritual es necesario una gran medida de esfuerzo humano. Por esa razón, si este pecado está en tu corazón, es importante que ejerzas fuerza de voluntad para que, junto al poder divino, puedas desarraigar la hipocresía de tu vida y parecerte más a Jesús.