PALABRAS SIN VOZ
“En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios” (Juan 1: 1).
Hace varios años atravesé por una crisis emocional. Un día, estacioné frente a mi casa y rompí en llanto. De repente, oí “palabras sin voz” en mi mente: Todo estará bien. Y me embargó un sentimiento de ser amada, de calma, paz y seguridad.
Esa tarde, hablé con mi pastor y le conté, gozosa, sobre esa seguridad. Él me miró seriamente y se alejó de mí.
“Que el diablo no te engañe”, me dijo, “¡No eres una profeta! No escuchaste la voz de Dios. ¡Él no se ha comunicado directamente con el hombre desde Malaquías!”
Me sentí horrorizada. El pensamiento de ser profeta nunca se me había cruzado por la mente. De inmediato, pensé en las muchas lecciones de Cristo que fueron registradas en el Nuevo Testamento. ¿No eran esas comunicaciones directas de Dios con la gente? Me fui de la oficina del pastor en un estado de shock y desconcierto.
Un poco más tarde, recordé Isaías 8: 20. “Yo les digo: ‘¡Aténganse a la ley y al testimonio!’ Para quienes no se atengan a esto, no habrá un amanecer”. Así que, decidí poner a prueba mi experiencia. Encontré Juan 14: 27: “La paz les dejo; mi paz les doy. Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo. No se angustien ni se acobarden”. Mi experiencia estaba de acuerdo con el criterio bíblico. Dios me había hablado para darme paz en un momento de angustia.
Dios siempre se ha comunicado con la gente. Realmente creo que habla suavemente a nuestros corazones; pero no con una voz que hayamos escuchado antes. Sus palabras -de amor, consuelo, reprensión, enseñanza, guía e instrucción- no son audibles, pero son suyas. El problema es que no reconocemos las “palabras sin voz” porque no creemos que Dios nos “hablará” personalmente. No esperamos escuchar a Dios, así que no prestamos atención a su voz.
Ten la certeza de que Dios te habla con amor y consuelo cada día de tu vida. Aprende a escuchar las “palabras sin voz” que provienen de Dios, y tú también serás capaz de escucharlo. Si las “palabras sin voz” que experimentas pasan la prueba de Isaías 8: 20, entonces cree, aprende y obedece. Debemos prestar atención a las “palabras sin voz” de Dios para aprender a reconocerlas. ¡Escucha!
DARLENEJOAN MCKIBBIN RHINE