ESTRATEGIA EQUIVOCADA
“Porque Demás me ha desamparado” (2 Timoteo 4:10).
Había terminado de predicar, y fui a almorzar a la casa de una de las familias de la iglesia. Mientras conversábamos en la sala, el hijo, todavía joven, fue directo: “Estoy preocupado por el rumbo que las cosas están tomando en la iglesia”. Comencé a imaginar cuál sería el planteo.
Para mi sorpresa, dijo: “El mundo se está modernizando, todos son más tolerantes; pero la iglesia parece que todavía no entendió eso”, y continuó con el mismo lenguaje fuerte: “El sábado, por ejemplo, es un asunto que la iglesia necesita contextualizar. Esa historia de guardarlo a cualquier precio está fuera de lugar. Si la iglesia continúa así, va a aislarse y disminuir cada vez más”.
Fue una conversación pesada, que hizo que el almuerzo fuera difícil. Confieso que me entristecí por aquella perspectiva. Es posible que él no sea la única persona que piense así; hay otros que también están intentando construir una iglesia más moderna, flexible, aunque esté en desacuerdo con la revelación divina. Observa que la mayoría de las personas que habla sobre estos temas nunca basa sus argumentos en la Biblia, sino siempre en la opinión personal. Para estos casos, el consejo de Elena de White es contundente: “Al conformarse la iglesia con las costumbres del mundo, se vuelve mundana, pero esa conformidad no convierte jamás al mundo a Cristo” (El conflicto de los siglos, p. 562).
Hay personas que no tienen dudas sobre el mensaje, pero, prefieren esconder su identidad para no generar preconceptos, y así abrir puertas para el futuro. Parece prudencia, pero es otra estrategia equivocada. Somos llamados a presentar el mensaje bíblico con amor y equilibrio; sin imposiciones, y apoyados en un estilo de vida coherente y atrayente. Fuimos llamados para ser luz. Cuando Jesús está en nuestros pensamientos, es imposible esconderlo en nuestras acciones.
Avanza con la estrategia correcta, practicando la verdad, asumiendo tu identidad y, como consecuencia, preparando a mucha gente para la eternidad. Dios está en busca de gente coherente, que no defienda un evangelio enmascarado, falsificado o construido sobre el “yo creo que…..” Él busca personas que no intentan adaptar a Dios a su voluntad, sino que se adaptan a la voluntad de él.
Usa tu influencia siempre para revelar la fuerza y la belleza de la verdad. Esa es la estrategia correcta.