Lunes 02 de Octubre del 2017 – LA CORRECTA COMPRENSIÓN DEL SANTUARIO CELESTIAL – DM para adultos

LA CORRECTA COMPRENSIÓN DEL SANTUARIO CELESTIAL

«Cristo, por el contrario, al presentarse como Sumo Sacerdote de los bienes definitivos en el tabernáculo más excelente y perfecto, no hecho por manos humanas (es decir, que no es de esta creación)». Hebreos 9: 11, NVI

LA CORRECTA COMPRENSIÓN del ministerio en el santuario celestiales el fundamento de nuestra fe.- El evangelismo, pp. 165.

El santuario terrenal fue construido por Moisés, conforme al modelo que se le mostró en el monte. «Es símbolo para el tiempo presente, según el cual se presentan ofrendas y sacrificios» (Heb.9:9). Los dos lugares santos eran «figuras de las cosas celestiales» (vers. 23). Cristo, nuestro gran Sumo Sacerdote, es el «ministro del santuario y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor y no el hombre» (Heb. 8: 2). Cuando en visión se le mostró al apóstol Juan el templo de Dios que está en el cielo, vio que «delante del trono ardían siete lámparas de fuego» (Apoc. 4:5). Vio también a un ángel «con un incensario de oro; y se le dio mucho incienso para añadirlo a las oraciones de todos los santos sobre el altar de oro que estaba delante del trono» (Apoc. 8: 3). Se le permitió al profeta contemplar el lugar santo del santuario celestial; y vio que «ardían siete lámparas de fuego» y «el altar de oro», representados por el candelero de oro y el altar del incienso o perfume en el santuario terrenal. Nuevamente «el templo de Dios fue abierto en el cielo» (Apoc. 11: 19), y vio el Lugar Santísimo detrás del velo interior. Allí contempló «el arca de su pacto», representada por el arca sagrada construida por Moisés para guardar la ley de Dios. […]

Juan dice que vio el santuario celestial. Aquel santuario, en el cual oficia Jesús en nuestro favor, es el gran original, del cual el santuario construido por Moisés era una copia.

Ningún edificio terrenal podría representar la grandeza y la gloria del templo celestial, la morada del Rey de reyes donde «miles de miles» le sirven y «millones de millones» están delante de él (Dan. 7:10), de aquel templo lleno de la gloria del trono eterno, donde los serafines, sus guardianes resplandecientes, se cubren el rostro en su adoración. Sin embargo, las importantes verdades acerca del santuario celestial y de la gran obra que allí se efectúa en favor de la redención del hombre debían enseñarse mediante el santuario terrenal y sus servicios.

Después de su ascensión, nuestro Salvador iba a iniciar su obra como nuestro Sumo Sacerdote. El apóstol Pablo dice: «Cristo no entró en un santuario hecho por manos humanas, simple copia del verdadero santuario, sino en el cielo mismo, para presentarse ahora ante Dios en favor nuestro» (Heb.9:24, NVI).- Patriarcas y profetas, cap. 30, pp. 324-325.

Radio Adventista

View all contributions by