Jueves 21 de julio – La reconciliacion. Devoción matutina mujeres
«Si al llevar tu ofrenda al altar te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí mismo delante del altar y ve primero a ponerte en paz con tu hermano. Entonces podrás volver al altar y presentar tu ofrenda» (Mat. 5: 23-24).
“La iglesia no es una facultad de teología, es un centro de arrepentimiento, perdón, reconciliación y santificación”. Paul Tripp
TREVOR HUDSON, pastor metodista en Johannesburgo, Sudáfrica, relata una experiencia muy reveladora de lo que significa la reconciliación, y de lo que Jesús estaba intentando transmitirnos sobre ella con ese compendio de la ética cristiana que es el Sermón del Monte.
Ya casado, Hudson acababa de aceptar su primer empleo como pastor. Empeñado en tener éxito con su primera congregación, trabajaba largas horas. Por fuera, todo iba muy bien: el número de miembros crecía, las ofrendas aumentaban y se estaban haciendo los planos para construir un nuevo templo. Sin embargo, su matrimonio se estaba resintiendo, porque él casi nunca estaba en casa. Una noche, encontró una nota en su mesilla: «Trevor, te amo y quiero seguir casada contigo, pero me preocupa que algún día deje de preocuparme si no vienes a casa. Te echo de menos y quiero que volvamos a conectar».
Ante esta experiencia, yo me hago las siguientes preguntas: ¿A quién debo escribirle una nota como esta? ¿Con quién me hace falta recuperar la conexión, ya sea porque he dejado de prestarle atención por causa de asuntos menos importantes, porque un enfado nos ha alejado, o porque uno de los dos ha hecho algo que ha generado una distancia? ¿Por qué no tomo la iniciativa de «reconectar», propiciando la reconciliación tal como Jesús me insta a hacer: «Ve de inmediato a reconciliarte con esa persona, y después de eso regresa a presentar tu ofrenda a Dios» (Mat. 5: 24, TLA)?
No existe otra manera de reconciliar relaciones que tomando la decisión de dar el primer paso. Tal vez me dé miedo acercarme a la persona; tal vez genere aún más tensiones; tal vez el otro no quiera retomar la relación de cordialidad anterior… Sí, hay muchos «tal vez» que no desaparecerán, y quizás algunos de ellos se hagan realidad si damos el paso de la reconciliación, pero no existe otra manera. Según la ética del cielo, esa conforme a la cual Jesús vivió, no hay otra opción. Reconciliarnos es más importante que llevar nuestra ofrenda al altar. El ministerio de la reconciliación es sagrado.