Jueves 9 de abril – ROBERTO SCHUMANN – Devocion Matutina para Jóvenes

ROBERTO SCHUMANN

Pero cada día el Señor derrama su amor inagotable sobre mí, y todas las noches entono sus cánticos y oro a Dios, quien me da vida. Salmo 42:8.

La señora Schumann se despertó asustada y se incorporó en la cama. -¡Padre, despierta! -le susurró a su esposo, sacudiéndole el hombro. -¿Qué sucede? -preguntó el señor Schumann, y se dio vuelta en la cama. -¡Escucha! Alguien toca el piano y ya es pasada la medianoche.

Mamá y papá Schumann se levantaron de la cama y bajaron las escaleras en puntillas. Para sorpresa suya, encontraron al pequeño Roberto en la sala, tocando el piano a todo volumen, produciendo unos acordes tan tétricos, que les dio escalofríos por toda la espalda.

-¡Roberto! Deberías estar dormido. ¿Qué haces despierto a esta hora de la noche? -le llamó la atención su padre con aspereza.

-¡Papá, mamá! -respondió Robertito sollozando, y corrió a los brazos de la señora Schumann.

-¿Qué pasó, hijito? -le preguntó su mamá con ternura, mientras estrechaba al tembloroso niño contra su pecho.

-Tuve una pesadilla muy fea. Esos monstruos horribles me perseguían, y tenía mucho miedo. Estaba sólito y no me dejaban en paz aun cuando me desperté. Por eso bajé para espantarlos con mi música.

-¡Mi pobre niño! -lo consoló la señora Schumann-, ¿Te hizo sentir mejor la música?

Robertito movió la cabeza positivamente.

-Entonces, a la cama -repuso papá Schumann-, Y no más conciertos nocturnos. ¿Entendido?

-Sí, papá.

Cuando Roberto Schumann fue adulto, encontró alivio muchas noches en su música cuando se sentía triste, solo y temeroso. Siempre acudió a su querido piano en búsqueda de alivio. Había algo especial en la música que tranquilizaba su espíritu atormentado y hacía que la vida fuese placentera nuevamente.

Roberto Schumann me recuerda a David, el pastorcillo, quien aprovechaba la soledad de las colinas de Judea para tocar el arpa. Muchos de los salmos de la Biblia son cantos que Dios le inspiró en los momentos oscuros y solitarios de su vida.

¿Recuerdas cómo Pablo y Silas cantaron a medianoche en la prisión de Filipos? Dios les inspiró un canto para fortalecerlos, y puede hacer lo mismo por ti.

Radio Adventista

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