La semana de la amistad
“Hay amigos que llevan a la ruina, y hay amigos más fieles que un hermano” (Prov. 18: 24).
Varias veces al año recibo un correo electrónico que declara que esa es la designada “Semana de la Amistad”. A menudo me pregunto cuándo es exactamente esa semana, y quién la designa. Verás, para mí cada semana es la semana de la amistad, ya que he sido bendecida con grandes amigos. Provienen de diferentes ubicaciones geográficas, y tienen distintas edades, cualidades y funciones.
Tengo amistades de más de cincuenta años. Tengo amigos en Jamaica y amigos del otro lado del planeta, en Australia. Algunos son parientes, así que compartimos gozos y tristezas. Una amiga, que tiene el don de la habilidad con sus manos y el de la bondad, ha embellecido mi casa con fundas para almohadas y almohadones. Tengo dos amigas con el don del estímulo. Una me manda correos electrónicos con mensajes espirituales poderosos cuando estoy pasando por un mal momento, y la otra me llama cada día por teléfono, hasta que pasa la crisis. También tengo amigos jóvenes. Yo les doy consejos de mis años de vasta experiencia, conocimiento adquirido y exposición a la vida, y ellos me actualizan en cuanto a las modas del momento y la forma de hablar. Aunque a veces me dejan atónita, eso me ayuda a comunicarme mejor con ellos.
Sin embargo, tengo un Amigo que es el mejor. En realidad, técnicamente, es mi Hermano. No tiene edad determinada. Me conoció mucho antes de que yo fuera concebida, y me amó antes de que yo lo conociera. Él dio su vida por mí y, aunque vive lejos, está a mi lado aun antes de que yo lo llame. Su bondad sobrepasa la de cualquier otro, porque él suple todas mis necesidades. Lo más maravilloso es que él no pasa por alto las cosas pequeñas, ¡ya que hasta hace que aparezcan lugares para estacionar ante mis ojos!
Me manda mensajes de texto para cada ocasión. Cuando estoy triste, me escribe: “Por la mañana habrá gritos de alegría” (Sal. 30: 5). Cuando tengo poco dinero, me dice: “Fíjense cómo crecen los lirios” (Luc. 12: 27). Ante una prueba, afirma: “Cuando cruces las aguas, yo estaré contigo” (Isa.43: 2). Cuando enfrento una tentación, dice: “No permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que puedan aguantar” (1 Cor. 10: 13). Cuando tengo miedo, me escribe: “Nunca te dejaré, jamás te abandonaré” (Heb. 13: 5).
Todas las semanas son semanas de la Amistad cuando disfrutamos de un hermoso compañerismo. Acéptalo hoy como tu amigo. No me importa compartirlo contigo.
CECELIA GRANT